Tenis y COVID-19: Que se espera en el segundo semestre

La pandemia del COVID-19 ha alterado por completo el calendario 2020. Sin Wimbledon y con Roland Garros en duda, resta poco tenis este año.

El circuito profesional de tenis, tanto sea por la ATP y WTA como por las categorias menores en ITF y hasta la Copa Davis, están en veremos para lo que resta de este 2020, un año que marcará un antes y un después en esta era.

El Coronavirus (COVID-19) hace estragos en todos lados, ámbitos y no conoce clases sociales, ignora de economía y política y hasta desvanece los mas sensibles proyectos de cualquier índole. El deporte ya lo esta padeciendo y el tenis, que no es ajeno, tendrá que sobrellevar esa situación.

Con la actividad suspendida en primera medida hasta el 8 de Junio, esa fecha daba por tierra la gira de clay europea. En ese contexto y de manera unilateral, Roland Garros se corto solo y anuncio que la cita de París pasaba del 20 de setiembre al 4 de octubre, posterior al US Open que habitualmente cerraba el ciclo de Grand Slam en el calendario.

En medio de mil opiniones del planeta tenis y con la gran disconformidad de jugadores y organizadores de torneos, incluidos directivos de la ATP, WTA, ITF, la necesidad de no perder “el negocio” generó disconformidad al unisono.

Restaba ver si Wimbledon, tercer GS y posterior a Roland Garros, definía que hacer con el certamen, siendo un secreto a voces que tenia mas chances de no jugarse que otra cosa, hasta que hoy oficialmente anunciaron la suspensión y pensar en 2021 como nuevo norte.

Los jugadores, ya han comunicado en sus redes sociales su parecer, y hay conciencia que hasta que el control de la pandemia no este asegurado, la actividad será nula y sin fechas ciertas de reinicio.

El suizo Roger Federer se mostró “desvastado” por la noticia de la cancelación de Wimbledon. (TW)

Los dirigentes de la ATP, como es el caso del brasileño Bruno Soares que es integrante del Consejo de jugadores, están preocupados acerca de como afecta a la actividad.

En una charla para La Nación, el ex doblista brinda definiciones crudas acerca de lo que puede ocurrir “Como tenistas tenemos un problema grande: es un deporte totalmente globalizado. Es decir, la liga de fútbol argentina o brasileña, la NBA, por dar ejemplos, podrán volver si esos países tienen controlado el virus. Pero en el tenis no. El mundo tendrá que tener controlado el virus para que el tenis vuelva. Y ahí es donde habrá un problema; el tenis será de los últimos deportes en regresar a la actividad normal. Es preocupante la situación de los que trabajamos allí”.

Los tenistas de elite, en el Top-100 o hasta el 150° quizás, puede bancar un tiempo este parate, pero los mas lejanos en el ranking, tienen una estructura muy endeble, frágil, y si no juegan no cobran dinero para sostener sus carreras, para ellos mismos y el entorno y logística que precisa un tenista para jugar profesionalmente (entrenadores, viajes, hoteles).

Parar el tenis, hasta el momento suena como una quimera, pero en los borradores de los que manejan el circuito, figura aunque en el ultimo puesto como chance remota, pero figura.

La gira asiática post US Open, posiblemente no tenga muchos adeptos este año, y luego de la cita en la gran manzana, habrá que ver como se conjuga la fecha de play offs de Copa Davis que se encimaría con la probable edición de Roland Garros. Obviamente, hablar de esto en hipótesis implicaría saber que el COVID-19 debiera estar controlado, pero en épocas donde todo se maneja en el día a día, es como en el fútbol hablar de hacer el quinto gol ante de convertir el primero.

Si nos guiamos por la actualidad pura y cruel, hoy Flushing Meadows es noticia, pero por albergar una gigantesca sede hospitalaria para la población neoyorquina y no por el tenis precisamente. Organizar un GS supone un trabajo de al menos dos a tres meses antes y a ritmo febril a contra reloj, y según la realidad de lo que pasa en USA, y a cinco meses del evento, no parece presagiar el mejor escenario para organizar el evento.

Las perdidas, en todo sentido, habrá que afrontarlas de alguna manera y encierra una comunidad enorme de gente que se perderá de facturar en un espectáculo al que esperan todo el año.

En ese sentido, Wimbledon, fue un adelantado. Hace diez años, el AELTC contrato una póliza de seguro que ademas de contemplar situaciones como emergencias climáticas, ataques terroristas y hasta eventos climáticos, también estipuló el riesgo de pandemia, por lo cual esta edición que ya fue cancelada, le asegura no tener perdidas por los U$S 315 M en conceptos totales.

Y para los jugadores, no asistir a la catedral, les asegura no contar con al menos U$S 55.000.- solo por jugar la primera rueda. Y a muchos, ese importe los salva por varios meses en sus giras del segundo semestre.

Entre otros motivos, pero incluido el económico, es que Roland Garros no propuso suspender, si no postergarlo, ya que no jugar el certamen les significara una perdida cercana a los E 260 M .

En un mundo tan globalizado, todo tiene que ver con todo y la mezcla se hace ineludible. El tenis no esta al margen, y viendo por ejemplo como se suspendió la Eurocopa y Copa América para 2021, sin fechas de regreso las eliminatorias mundialistas y la F1, los JJ.OO. de Tokio, solo por citar algunos ejemplos, son muy pocos los que pueden acertar que ocurrirá con el calendario desde el 13 de julio próximo.

Eventos, industrias sin chimeneas, ligas, torneos, certámenes, que impactan en la vida de todos en el planeta pero que en este momento, no son vitales y pueden ser postergados o reprogramados a pesar de las consecuencias.

Lo que no se puede reprogramar, postergar o cambiar son nuestras vidas, la de todos, en la latitud que nos toque vivir. Esa es nuestra mejor competición y en la que seguimos jugando todos en cada amanecer, con un único rival a vencer, el Coronavirus.

Foto portada: La República

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