Melbourne se apronta a clausurar un torneo soñado, con finalistas entre damas y caballeros con ganadores de Grand Slam.
Asi Novak Djokovic y Andy Murray se disputan el título en el azul del Rod Laver Arena y muchos vaticinan que lo de ellos en estas instancias es la nueva version de lideres ATP. Sin ir más lejos, se repite la pelea del US Open y el circuito ha aceptado que Murray, por fin, está capacitado para competir como un grande. Es otro tenista, un nuevo jugador. Djokovic, en cambio, es el mismo animal que ha asombrado en los dos últimos años.
Murray ha madurado, con el serbio ahora como indiscutido líder y el escocés, ya sin el peso de ganar majors, tras lo hecho ante su amigo de andansas en los tiempos de juveniles en el Arthur Ashe el año pasado.
Hay momentos que cambian a uno en la vida y a Murray le llegó en los pasados Juegos Olímpicos, catapultado en su jardín de Wimbledon después de colgarse la medalla de oro. Remó tanto hasta entonces que los británicos lo dieron casi por perdido ya que nunca había alegrías, demasiada alargada la sombra del fantasma de Fred Perry. Desde 1936 que ninguno de los suyos lograba un grande y, justos después de bañarse en oro en la cita olímpica, Murray se llevó el US Open.
El escocés ya no tiene miedo, Murray no se asusta. No se sabe muy bien por qué antes no podía ganar un grande, pero su entorno apunta que se ha liberado desde el pasado verano. Su evolución merece un aplauso porque ha sido capaz de perfeccionar el gran tenista que ya era, sobre todo a partir del aspecto mental que tanto le minimizaba. Sigue regalando mil gestos y gritos en la pista, protestas sin consuelo cada vez que falla un punto, pero se olvida de inmediato. Ivan Lendl le impone con su mirada desde la grada.
Ha estado ya dos veces en la final de Australia y en ninguna ha sido capaz de lograr un solo set. Pero eso era ántes. "Espero que el domingo pueda jugar un buen encuentro, y desde luego haberle ganado antes en una final de un grande, ayuda mentalmente", resume con el pasado US Open en la cabeza.
Lejos de las preferencias, globalmente, pudimos hacer una compulsa en Tweeter y la misma arroja a Djokovic adelante con el 68% por sobre el 32% del británico. Números al margen, ambos llegan de gran racha de resultados y con partidos vibrantes.
Murray con un paso arrollador hasta semis tuvo que lidiar cinco sets con un Federer que perdió la brújula en el último parcial. Supo torcer al suizo con autoridad y tuvo paciencia, temple y oficio. Cosas que ántes, no mostraba y tenía.
Djokovic, tuvo que luchar de lo lindo ante Wawrinka mas temprano en octavos, barrió a Berdych luego y aplastó a Ferrer en semis de manera humillante y con tenis de altísimo vuelo.
Además tiene la oportunidad histórica de ganar por tercera vez consecutiva en Australia. Desde que existe la era abierta, nadie ha enlazado tres triunfos en este grande. Y de paso, vengarse de la derrota en Nueva York, por si fuera poco.
Se espera una final de largo recorrido porque ambos jugadores aceptan el sufrimiento. "Teniendo en cuenta que cada vez que hemos jugado en las últimos seis o siete veces, han sido partidos con mucha exigencia física, incluso a tres y cinco sets, tenemos que esperar algo similar ahora, largos intercambios, pero estoy preparado para ello", sostiene Djokovic.
Solo resta saber si Murray aceptará la lucha extensa, algo a lo que parece estar preparado, como lo demostró ante Federer este viernes.
Esta madrugada, a las 5:30 de ARG, 3:30 de COL y 2:30 de MEX, entonces sabremos que ocurrirá .-
La final del US Open ’12