US Open : Día 1

El chileno Fernando González tuvo que abandonar en la primera rueda del US Open ante el croata Ivan Dodig. Además, avanzaron en la apertura del cuarto y último Grand Slam del año el suizo Roger Federer, el ruso Nikolay Davydenko, el sueco Robin Soderling y el local Andy Roddick. Y ganaron los brasileños Thomaz Bellucci, Ricardo Mello. y la argentina Gisela Dulko entre los latinos.

Feña González, el 27° cabeza de serie, se despidió de las canchas de cemento de Flushing Meadows por molestias en las rodillas, cuando caía ante Dodig (146°), surgido de la fase clasificatoria, por 6-7 (2-7), 6-1 y 1-0 tras una hora y 20 minutos de juego. Tras la conclusión del primer set, el chileno pidió asistencia médica debido a dolores en las rodillas. Esa dolencia condicionó el juego del tenista sudamericano, quien tenía problemas para desplazarse y se notó al ceder muy fácil el segundo parcial. Tras apuntarse el croata el primer juego del tercer set, el jugador de Santiago de Chile le anunció al juez de silla que no podía seguir y abandonó la cancha N° 13, la de la mala suerte para el ex top-ten de la ATP.

Con esta derrota, el ‘Bombardero de La Reina’ descenderá hasta el puesto 45° del ránking ATP, aproximadamente, ya que defendía los puntos de los cuartos de final que alcanzó en el US Open en 2009. Precisamente, el año pasado González tuvo su mejor tarea en este certamen, al igual que en 2002. "Los dolores son más de lo mismo. Cuando entrenas te controlas más pero en un partido vas a por todas las bolas y no guardas nada como cuando entrenas. Con el 3-3 empecé a notar molestias y luego ya me dolían mucho las rodillas, sobre todo la derecha. He pasado un pésimo rato e iba peor", explicó.

Feña indicó que, pese a su edad, sigue manteniendo "la ilusión de volver a jugar como en mis mejores tiempos. Ganas de disfrutar todavía las tengo y mientras las mantenga voy a seguir", concluyó.

Bellucci, el 26° cabeza de serie, el sudamericano mejor ubicado en la preclasificación, se impuso al estadounidense Tim Smyczek por 6-3, 7-5 y 7-6 (8-6). Espera en la segunda ronda por el sudafricano Kevin Anderson, quien le ganó al indio Somdev Devvarman por 6-3, 6-4 y 6-3.

El otro brasileño que jugaba también, Ricardo Mello, superó al alemán Bjorn Phau por 6-4, 7-5, 4-6 y 7-6 (7-4) en tres horas y 13 minutos y deberá medirse en segunda ronda ante el ex-finalista en 2003 Juan Carlos Ferrero. Mello, que actualmente ocupa el puesto 81° de la clasificación mundial, se ha enfrentado con anterioridad en dos ocasiones a Ferrero y ambos encuentros acabaron con triunfo del valenciano. Esta será la primera vez que ambos se enfrenten en cancha rápida, ya que los dos precedentes se jugaron sobre arcilla.

Los tres varones argentinos que debutaron en esta jornada ya se quedaron afuera. Horacio Zeballos cayó ante el ruso Igor Andreev por 6-3, 4-6, 7-6 (7-4) y 6-3, mientras que Leonardo Mayer perdió inesperadamente con el francés Guillaume Rufin por 2-6, 7-6 (7-4), 7-6 (7-2) y 6-1. En tanto, Brian Dabul fue superado por el genial Federer por 6-1, 6-4 y 6-2 sin ningún tipo de discusión.

Brian Dabul soportó a Federer

Dabul pudo hacer muy poco contra el quíntuple campeón Federer (2° favorito), en el cierre de la primera jornada, donde el helvético hizo algunas jugadas propias de su extraordinario talento. El partido se desarrolló en su primer set según las directrices que marcaba el suizo para lo bueno, 13 golpes ganadores, y para lo malo, con 11 errores no forzados, en una dinámica en la que Dabul apenas pudo oponer resistencia.

En el segundo parcial, el jugador argentino perdió de nuevo el servicio en el tercer juego pero no le perdió el rumbo al partido. Federer sólo aprovechó una de las 10 bolas de rotura de las que dispuso pero eso le bastó para apuntarse un set en el que consiguió el que probablemente vaya a ser el punto del torneo.

Con 5-4 a su favor y ventaja del argentino, Federer rememoró el punto que consiguió el pasado año ante Djokovic en las semifinales del Abierto de Estados Unidos y que muchos han catalogado como el mejor de la historia. El helvético de nuevo devolvió una bola imposible desde el fondo de la cancha entre las piernas para apuntarse el punto, ante la sonrisa de resignación incrédula del argentino, que no daba crédito a lo sucedido.