La excusa de cubrir la Copa Davis para Argentina en su visita a Croacia, nos pone en Zagreb, una ciudad singular, con matices propios y que bien vale la pena contar y disfrutar, en nuestra estancia.
Prometíamos hablar de precios en la anterior entrega, y algo ya tenemos en carpeta para contarles, con guarismos disimiles, pero que hacen que nos acostumbremos rapidamente en los días que nos toca estar.
Trasladarse por transporte publico, es un placer verdaderamente. Los tranvías gozan no solo de buena salud, si no de gran aceptación y uso de todos. No es tan barato comparado con lo que sale en Argentina, ya que por 10 Kunas ( $ 24.- argentinos) viajas muy cómodo, aun en horarios pico. De cualquier manera, la gran frecuencia hace que nunca esten tan abarrotados de gente en sus trayectos.
#CopaDavis Un recorrido por Zagreb se puede hacer con estos increíbles tranvías pic.twitter.com/intHNRbOm6
— Top Tenis (@Toptenis) 25 de noviembre de 2016
Los taxis, cobran sin problemas en euros o kunas, allí no hay inconvenientes. A lo sumo, el vuelto te lo entregan en moneda local, algo que luego lo usamos bastante para lo doméstico.
Los negocios, en el centro trabajan corrido. No abundan los espacios grandes, y slolo los shoopings ofrecen esa comodidad. Locales adaptados inteligentemente funcionan muy bien en superficies pequeñas.
A diferencia de los taxis, por ejemplo, casi nadie acepta euros, priorizan su moneda local y salvo en excepciones, acceden a la moneda continental. Tarjetas de cualquier indole, ningún tipo de problema y variedad por donde se lo mire.
Las mujeres, en gran porcentaje, lucen muy maquilladas, vistan como vistan. Rubias, en su mayoría, con ojos claros. pocos jeans salvo en los adolescentes y muchas chicas en botas bucaneras con tacos muy altos. A eso, sumarle que la estatura promedio ronda 1,70 mts habiendo pocas personas de estatura media-baja.
Otra de sus particularidades, es su alimentación. Comen permanentemente harinas. Las panaderías abundan en gran cantidad en espacios con cafetería, mas chicos y de perfil ambulante con "carritos" en la calle, y en cualquier sitio, en el menos pensado hay una y siempre con gente.
#CopaDavis Una clásica pastelería en Zagreb, que tienta a cualquiera pic.twitter.com/xh3RwbArUf
— Top Tenis (@Toptenis) 25 de noviembre de 2016
Las pizzas son inmensas, de cerca de medio metro de diametro, y al comprarlas, no las envasan en cajas, sino que las cortan en cuartos y las doblan en bolsas de papel enmantecado por dentro.
Son muy marqueros, con nombres como Zara, Hush Puppies, Adidas, Nike, Puma, Loto o Kappa. Y en celulares, nadie esta sin el suyo encima. Hablando unicamente, se ve muy poco a gente escribiendo por telefono.
Aún con el frío, se reunen fuera en las veredas de los bares que asi tiene comodidad en el exterior. Con bajas temperaturas estan fuera tomando cerveza o cafe caliente. Insólito.
Unicamente vimos tres personas mendigando en la calle, un señor mayor en una esquina con discapacidad física, y otro en un semáforo de una avenida, muy bien entrazado, eso si. La última, una señora, muy joven, con un niño en brazos subiendo al tranvía.
No vemos "trapitos" en las calles ni limpiando vidrios en los coches. Ni en el centro ni en el trayecto en tranvía hacia el Arena, donde caminamos unas 7 cuadras hasta el estadio desde la parada. Allí, cruzamos un barrio de edificios de 3 0 4 pisos, y con balcones, aunque chicos, cosa que en las viejas edificaciones las ventanas dan en linea de edificación sin sobresair del edificio, planas de frente.
Los cajeros automáticos estan al frente de las edificaciones, sin protección, reparo o escondidos de manera alguna. Lo mas natural para los croatas, como muchos en Europa, es retirar dinero en la vía pública sin temores.
Sin querer intenté cruzar la calle con el tránsito circulando y el sonido del silbato del inspector fue terminante y sin concesiones: a la vereda a esperar. Por el contrario, si cruzas la acera en cualquier parte, aun sin en la senda peatonal, los coches paran automaticamente y sin insultos ni miradas amanazantes.
El respeto, por sobre todo. Y si sos extranjero, alguien siempre te va a ayudar. Con el idioma, que es una barrera infranqueable, hay que saber arreglarselas. Y lo que nos dimos cuenta, es que el inglés lo saben y practican personas de hasta 40 años máximo de edad, con muchisimo menos chances en gente de mayor edad, cuanto mucho de 50, máximo.
No hay perros vagabundos, ni basura tirada, y si contenedores pequeños que la gente los usa y no rebasan de desperdicios, estan correctamente tapados y a la noche en camiones sobre los rieles del tranvía, los vacían.
Nos queda bastante mas por contar, para la próxima entrega. Aprender de otras culturas enriquece y nos hace reflexionar, con mucho para recapacitar y aprender.
Al fin y al cabo, los argentinos también somos ciudadanos del mundo.-