El austríaco [5] Dominic Thiem, dueño de una potencia inusual, se consagró campeón del Argentina Open tras vencer en la final al murciano Nicolás Almagro por 7-6 (2), 3-6 y 7-6 (4), y con su victoria le puso fin a una racha de siete títulos consecutivos de tenistas españoles en el Buenos Aires Lawn Tennis Club.
Thiem, ubicado en el puesto 19 del ranking mundial de la ATP, empleó dos horas y media para superar a Almagro (72° ATP) ante unas 4.500 personas que presenciaron el partido en la cancha central Guillermo Vilas, bajo una temperatura por momentos sofocante.
El austríaco, campeón el año pasado de los ATP de Niza, Umag y Gstaad, conquistó el Argentina Open en forma brillante, tras dejar en el camino al español Pablo Carreño Busta (64), el portugués Gastao Elías (142), el serbio Dusan Lajovic (79), el mallorquín [1] Rafael Nadal (5), quien defendía el título, y por último Almagro.
Con su victoria, se terminó la cosecha española, ya que tras la consagración del cordobés David Nalbandian en 2008, alzaron el trofeo Tommy Robredo (2009), Juan Carlos Ferrero (2010), Almagro (2011), David Ferrer (2012, 2013 y 2014) y Nadal el año pasado.
El partido se planteó desde el inicio como un ‘duelo’ de intensidad, con ambos tenistas pegándole muy fuerte a la pelota y sólidos con sus saques, lo que llevó el set inicial a la definición al tie break, puesto que no lograron quebrarse.
En ese contexto, Thiem manejó mejor la posición en la cancha, se lo notó más cómodo y agresivo, y repitió lo del sábado ante ‘Rafa’, ya que jugó un tie break soberbio, con tiros profundos sobre las líneas, así se lo llevó con autoridad por 7-2.
En el segundo parcial, el calor empezó a jugar en contra del físico de ambos, así el partido perdió intensidad y aparecieron los errores del lado de Thiem y los aciertos de Almagro, quien arriesgó mucho más con sus golpes.
El austríaco se fue del partido y entonces el español ganó cinco juegos consecutivos, ya que pasó del 2-3 en contra al 6-3 y 2-0 en el tercer set, alentado por el público que le reconocía su entrega, la misma que mostró en 2011 cuando se llevó el trofeo y la de cada vez que le toca salir a la central del Buenos Aires.
En ese momento, Thiem parecía desbordado, erró un smash que parecía sencillo, cometió varias dobles faltas, y su juego había perdido frescura.
Sin embargo, el austríaco tenía reservada una marcha más e inició una reacción que le permitió quebrar por primera vez en el partido al murciano (1-2), luego igualó el marcador, y estiró la definición nuevamente al tie break, como en semis ante Nadal y como en el set inicial de la final con Almagro.
En la definición rápida, Thiem mostró que, además de su excelente revés a una mano, ya sea paralelo o cruzado, y de su derecha potente, tiene un servicio respetable y así dominó con primeros saques demoledores que le dieron dos match points, aunque definió con el primero a favor y se llevó la victoria.
El austríaco, en la semana más importante de su carrera, se tiró de espaldas al piso sobre la línea de saque y escuchó el aplauso del público que le reconoció su talento y que seguramente lo verá entre los mejores del planeta este año, si concreta todo lo que insinúa, sobre todo en polvo de ladrillo.