La diferencia de edad es de apenas dos años. La de experiencia, sin embargo, es inmensa. Maria Sharapova disputará su sexta final de un Grand Slam en el Abierto de Australia el sábado contra Victoria Azarenka, quien recién ha alcanzado su primera. La rusa accedió tras vencer a Petra Kvitova, mientras la bielorusa supero a Kim Clijsters en la otra llave.
El título de un Slam no es lo único de por medio: la ganadora quedará como la número uno del ránking femenino. Un condimento extra, que le dará al encuentro un premio adicional para cualquiera de ambas.
Tres años después de haber conquistado el último de sus tres grandes y a casi ocho tras atrapar el primero en Wimbledon a los 17 años, Sharapova cuenta con una nueva oportunudad para incrementar su colección. "Es muy significativo el volver a la final de un Grand Slam", dijo la rusa. "Es bonito poder llegar tan lejos (aquí), luego de haberme ido temprano en los últimos años".
Ahora con 24 años, Sharapova tiene una idea clara de los vericuetos en el tenis. Después de consagrarse campeona del Abierto de Australia en 2008, la rusa se sometió a una operación en el hombro que la mantuvo fuera del circuito durante nueve meses. Le tomó bastante esfuerzo volver a su mejor nivel: se despidió antes de los cuartos de finales de Australia en sus últimas dos visitas. Llegó a la final el año pasado, pero perdió ante la checa Petra Kvitova, a quien derrotó en las semifinales del jueves.
"Con el hombro, sabía de casos de gente que nunca se recuperó totalmente de la operación y eso te dio algo de miedo, pero no tenía otra alternativa. Fue todo un proceso, pero tenía que hacerlo. Y lo hice". Sharapova se expresa como una veterana y lo demostró con la forma con la que le salió al paso ante un coro de reiteradas preguntas de los periodistas por sus gruñidos tras el partido de cuartos de final.
"Nadie que sea importante me ha dicho que cambie o que sea diferente. Lo he dicho varias veces antes. Seguramente tendré que hacerlo muchas veces más en el futuro. Estoy tranquila así", afirmó.
Pero el tema de los gruñidos a todo volumen será insalvable de aquí al sábado, pues la final enfrentará a las dos jugadoras más ruidosas del circuito. La WTA quiere bajar los decibeles al indicar que la práctica irrita a los espectadores.
Lo que sea deberá comenzar desde una edad temprana con las chicas nuevas. Tanto Sharapova como Azarenka insisten que gruñir es algo esencial dentro de su estillo de juego y que no tienen la intención de cambiar.
En el caso de Azarenka, los fanáticos en Australia han empezado a imitar sus ruidos, pero la bielorrusa de 22 años no ha perdido el aplomo. Al vencer a la campeona vigente Kim Clijsters en las semifinales, la tercera cabeza de serie estiró a 11 su racha de victorias tras conquistar el título de Sydney en la antesala al primer Slam de la temporada.
Al igual que Sharapova, también Azarenka sólo ha cedido dos sets en Melbourne, uno contra Clijsters en las semifinales. Cuando parecía que el partido se le escapaba, Azarenka respondió para salir triunfante, cosa que atribuye a su dedicación al entrenamiento y la experiencia que ha adquirido.
"No importa que tenga toda la convicción de que vas ganar", dijo. "Hay que trabajar duro. Hay que trabajar en todos los detalles, esa confianza es lo que te permite creer". Azarenka también puso énfasis en el acondicionamiento físico en los últimos meses y considera que "puede jugar todo lo necesario".
En cuanto a antecedentes, Azarenka cuenta con un par de victorias sobre Sharapova en finales de superficie dura en Stanford y Miami. El historial marca un 3-3 global.
"Es una gran jugadora, y no he tenido mucha suerte en los últimos partidos en los que me tocó enfrentarla", reconoció Sharapova. "Me gustaría cambiar eso. La clave será hacer un partido correcto en lo táctico. Ella te hace pelotear bastante y a la vez es agresiva".
El duelo asegurará que el primer lugar del ránking no sea ocupado por una jugadora sin títulos de Grand Slam, como fue el caso de Caroline Wozniacki, que cedió la condición al perder ante Clijsters en cuartos de final".
Para Azarenka, el ránking sigue siendo un objetivo. Señaló que, tras ganar en la cuarta ronda, estaría "mintiendo" si era algo de lo cual no estaba pensando.
Sharapova ha sido la número uno en tres ocasiones previas y no le da tanto valor. Lo suyo es ganar otro Slam. "Como es una posición en la que ya ha estado, la verdad que es algo sin mucho valor", dijo. "Ganar el título es más importante que el número uno" concluyó .-