Partidazo, emotivo, con vaivenes y final abierto. Asi fue el choque en el Rod Laver Arena entre Andy Murray y Milos Raonic. Ambos buscaban el boleto para medirse en la final ante Novak Djokovic.
El británico terminó con el invicto del canadiense este año, que había ganado en Brisbane y de la mano de Carlos Moyá estaba dulce en el circuito. Pero Raonic lo tuvo a su alcance, y no se subió al tren.
En cinco sets por 4-6, 7-5, 6-7 (4), 6-4 y 6-2 tras cuatro horas y cuatro minutos de juego, Murray alcanza su quinta final en el Australian Open, segunda consecutiva y ante el mismo rival que en 2015.
Sin dudas que Djokovic es el gran favorito. Por su momento y por llegar mas descansado a la definición. Aunque Murray sabe que para vencerlo, tendra que poner todo sin mesquinar nada. "Ha sido duro. Necesito jugar a mi mejor nivel para ganar a Novak", ha destacado Murray en la Rod Laver Arena.
Raonic dejó pasar su chance en el cuarto set. Con el mismo plan de juego que había estado ejecutando a la perfección durante todo el torneo forzó al escocés a un quinto set donde el esfuerzo realizado por el canadiense para estar en semifinales le pasó factura en el resto (pierna derecha). Además, ya su cabeza no estaba con la misma luz del inicio.
Su saque, el arma letal con la que sabe obtener puntos gratis, ya no era tan demoledor como en el ‘tie break’ del tercer parcial. Murray ha empezado "He sabido leerle mejor los servicios y eso ha sido clave. Es cierto que la lesión le ha afectado algo en la movilidad y el saque. Tuve algo de suerte en eso" dijo Murray mas tarde.
Esa suerte es la que le permitió sellar su pase a la final del primer Grand Slam de la temporada. Paciencia, experiencia y una buena lectura de su rival promediando el cuarto set. Suficiente para amasar su puesta a punto en un match que lo tenía abajo en al tanteador.
Lo mejor entre Murray Raonic