El tenis total se hizo presente en el Open de Australia. Si, y de la mano de Djokovic y Wawrinka, en un partido que se sabía cuando empezó, pero que con el trancurrir de los minutos, era incierto cuando sería su final.
El partido de Monfils y Simón, que fue también emotivo, quedó en segundo lugar en calidad, porque lo que dejaron el serbio y el suizo hoy, superó las expectativas.
La crónica fría diría que el serbio Novak Djokovic, número uno del mundo, venció al suizo Stanislas Wawrinka por 1-6, 6-4, 7-5, 6-7 (5) y 12-10, en poco más de cinco horas, por los octavos de final del Abierto de Australia. Pero la realidad es que ese enunciado, encierra todo un abanico de emociones en el Rod Laver Arena, ante la mirada atónita de los australianos que eran testigos privilegiados de un espectáculo notable brindado por ambos.
Djokovic parece estar abonado a dar estas muestras de tenis en Melbourne, teniendo en cuenta lo que brindó en 2012 junto a Rafa en la final mas larga de la historia. Hoy quien co-protagonizó semejante demostración fue Wawrinka, que estuvo a la altura de la circunstancias.
Todas las portadas, sin dudas, quedarán para el gran triunfo de Djokovic, quien busca su tercer título seguido -y cuarto en su cosecha- aquí. Sin embargo, el inicio fue todo de Wawrinka. Con un repertorio de tiros ganadores de todos lados (a sus habituales de revés les sumó otros tantos de derecha), el suizo sorprendió con una amplia superioridad sobre un Djokovic que no encontraba respuestas. Así, en un abrir y cerrar de ojos y con cinco breaks consecutivos, se puso 6-1 y 5-2 en el marcador.
La gente miraba atónita como Djokovic no acusaba reacción y de que manera el suizo estaba con todas las pilas. Pero hizo un clik que aprovechó el n° 1 y allí comenzó otra historia.
Sumó confianza al ganar con su saque y encontró algunas fisuras en los golpes de su rival hasta ahí imperturbable. Presionó a fondo, se acercó en el marcador, exigió a un jugador que suele vacilar en momentos cumbres y lo terminó dando vuelta. Con un impactante revés paralelo puso el equilibrio en sets. Algo impensado unos minutos atrás. Ahora había que ver cual era la reacción del suizo.
Pegó de entrada en el set y le cambió el rostro a Nole. Lejos de darse por derrotado, Wawrinka dió pelea y siguió lastimando, aunque sin la intensidad del comienzo. Y en el reparto de aciertos y yerros, salió mejor parado Djokovic, que se llevó el set y marcó terreno. Lo que le estaría doliendo al suizo no poder cerrar ese segundo set, pensaría una y otra vez en su cabeza. Pero no se rindió, ni mucho menos.
Pero en el trámite ninguno ahora se imponía con claridad, todo era muy parejo. Restaba saber como terminaría el set y tal vez el partido. Pero todo se extendió hasta el tie-brak, y Wawrinka estuvo mejor enfocado y con mas decisión. Djokovic, ya no tenía la fuera de un rato ántes y empezaba a dar ventajas y casi ni subía a la red. El final del match con Wawrinka triunfando en "los penales" obligaba a el quinto set.
Si algo le faltaba a este gran partido, que terminó siendo el más largo de 2013 (duró poco más de cinco horas), era el dramatismo del final. Tras quebrarse en los primeros dos games, cada uno mantuvo su saque y llevó el duelo a un terreno no apto para cardíacos, en un parcial decisivo que no cuenta con la muerte súbita. Los gestos de cansancio y fastidio dejaron de ser ocultados, de uno y otro lado de la red, con el pasar de los minutos. Pero no había fin. Ninguno daba el brazo a torcer.
Wawrinka martillaba una y otra vez en sus servicios y su reves se mostró impecable tras mas de cuatro horas de juego. Lo paseo cuanta vez quizo por el fondo a Djokovic con él, pero no le alcanzó. A su vez, Djokovic administraba con sapienza sus energía tratando de hacer fuerza con el marcador, ya que iba adelante en él, y obligaba a andar por la cornisa a Wawrinka en cada servicio del suizo.
Djokovic, quien había estado en apuros en el 4-4, terminó poniendo contra las cuerdas a Wawrinka en el 11-10. El saque del suizo dio algunas ventajas, algo que no venía sucediendo, y Nole se animó.
Pero ántes hubo lucha, y bien a tono del encuentro, Wawrinka salvó un punto de partido con un tremendo saque; y luego siguió con vida tras un impresionante revés paralelo para contrarrestar otro match-point en contra. Sin embargo, la tercera fue la vencida. Verdadero puntazo, con una definición exquisita de passing shot-ángulo corto de Djokovic. De pie, todos.
Si ganaba Wawrinka, como decíamos al comienzo también estaba bien y merecido, que se despidió del estadio saludando entre sollozos. No defraudó y estuvo a la altura de las circunstancias, y perdió con la frente alta, yendo a la red a jugársela como cuando conectó un revés quirúrgico con match poit en contra.
Djokovic ahora irá ante el checo Tomas Berdych (5º), quien venció al sudafricano Kevin Anderson por 6-2, 6-3 y 7-6 (13) y avanzó nuevamente, como a lo largo de todo el certamen, sin dejar sets en el camino .-