Es increible. Parece no tener techo y lo demostró nuevamente. Rafael Nadal consiguió su séptimo M-1000 consecutivo en Montecarlo, al imponerse a su compatriota David Ferrer en sets corridos.
Nadal llegaba al Principado con la obligación impostergable de vencer nuevamente, para poder mantener la distancia que lo separa de Novak Djokovic, en su misión de mantener el liderazgo del ranking ATP que ostenta del año anterior.
Ayer se había sacado de encima en gran partido al escocés Andy Murray tras casi tres horas de juego, en el match en que mas debió sufrir para consolidar su victoria. En la séptima final de un Masters 1000 que disputaban dos españoles triunfó la lógica, a pesar de que en el Abierto de Australia de este año Ferrer logró imponerse a un lesionado Nadal en tres sets.
En el inicio del partido, Ferrer fué un digno rival, que no obstante, cedió tempranamente su servicio en el tercer game. Aunque luego lo recuperaría rapidamente ofreciendo dura resistencia a Nadal, y avisandole que las cosas no las tendría fácil ni mucho menos.
Pero en el sexto game, Ferrer desperdició un 0-40 de Rafa, que mostró toda su categoría, jugando al límite para mantener el quiebre y empezar a derrumbar mentalmente a David a partír de allí. Asi las cosas y tras 74 minutos se llevó el set por 6-4.
Un passing "quirúrgico" a la carrera de Nadal le posibilitó el quiebre necesario en el tercer game, como en el set anterior. Otra vez debía Ferrer ir desde atrás en el marcador.
Agazapado, expectante, y esperando un error de Rafa que pudiera facturar, Ferrer seguía en la lucha para tratar de seguir con vida en el match. Y eso ocurrió en el octavo game, en el único break que ofreció el nº 1 en el set hasta allí. Mas concentrado y con gran soltura, Ferrer gana su servicio y se pone 5-4 en el parcial.
Había que ver como reaccionaba Nadal, al que le quedaba la chance de seguir batallando, ahora desde atrás por primera vez en el marcador, y buscar un quiebre o estirar a un tie break para definir el set y el match.
Fué allí cuando a Ferrer le tembló el pulso, tiró ancha un drive y le regaló a Nadal la chance de sumar su 19º M-1000 y séptima corona en Mónaco. Tras emparejar en el tanteador ahora sacaba para culminar con el pleito.
Y hoy era uno de esos días, como casi todos, en los que el mallorquin no perdonaba. Lo aprovechó, apenas en el segundo match-point que dispuso con un passing que Ferrer dejo en la red.
Nadal saltó de alegría, y extendió los brazos en señal de júbilo. No es para menos, ya ha igualado con 30 títulos en tierra al sueco Bjorn Borg, y a Manuel Orantes. Su objetivo ahora es el austríaco Thomas Muster, con 40 y el argentino Guillermo Vilas, con 45. Muy cerca de cumplir los 25 años, el de Manacor tiene a tiro a todos esos jugadores que como él marcaron antes una leyenda.
En la entrega de trofeos, Ferrer se mostró convencido de tarde o temprano este Masters 1000 será un día suyo. "El año pasado alcancé aquí las semifinales, este año la final. A ver si el año próximo cae", dijo.
Nadal señaló que el de Montecarlo es "quizás, el mejor torneo del mundo", y felicitó a Ferrer "por el gran comienzo de temporada que ha hecho. Te deseo lo mejor", dijo. "Para mi hoy es un día muy especial, ganar aquí por séptima vez es mucho más que un sueño, jamás lo pude imaginar", apuntó Nadal.
Nadal venía de perder sus tres finales anteriores, incluyendo dos derrotas ante el serbio Novak Djokovic (Indian Wells y Miami) y la otra frente al suizo Roger Federer (Copa Masters). La última derrota de Nadal en Montecarlo se remonta a la tercera ronda de 2003, a manos del argentino Guillermo Coria. En el 2004 Nadal se ausentó por culpa de una lesión.
Es el primer título del año de Nadal, el número 30 sobre polvo de ladrillo, con lo cual iguala en el tercer puesto histórico al sueco Bjorn Borg. Sirve, además, para romper su propio récord en torneos Masters 1000 al lograr el 19 en esta categoría.