El español Rafael Nadal, quinto cabeza de serie, venció por 6-2 y 6-4 al suizo Stanislas Wawrinka (15°) y se consagró campeón del Masters 1000 de Madrid. Fue su 23° título de M1000 (máximo ganador, con dos de ventaja sobre Federer) y su 40° su clay, igualando la línea del austríaco Thomas Muster y quedando a seis del argentino Guillermo Vilas, líder en el rubro con 46.
Cómodo triunfo de Nadal en la final de Madrid. Se jugó a su ritmo. Él fue quién dispuso y manejó las acciones, con un Wawrinka que no se terminó de soltar nunca en el partido. Una hora y once minutos fueron suficientes para lograr su quinto título en el año -además jugó dos finales- y quedar muy cerca de su compatriota David Ferrer, número cuatro del mundo.
Tranquilos y sin problemas. Así fueron los primeros games del partido para Nadal. El inicio del partido marcó claramente la pauta. Los tres puntos del comienzo, con el saque de Wawrinka, quedaron en manos del español. Fue un mensaje, que se terminó de rubricar en el sexto punto de quiebre (sí, ¡sexto! en el primer game) para el 1-0 en casi siete minutos de partido.
El puño apretado y el festejo del actual número cinco del mundo fue acompañado por una muy buena solidez en el servicio. Sin perder puntos al saque, se puso 2-0. Y en encima, con una ráfaga de 8-1 en puntos, clavó la chapa en 3-0, con una nueva rotura producto de una doble falta del helvético en el 15-40.
Cómodo andar de Nadal, que hacía gala de su superioridad y, además, de su control en el historial, dueño en la previa de los 17 sets que jugaron en 8 partidos oficiales. El suizo estaba muy sumiso. Sus golpes no hacían daño. Quedaba corto o erraba. Un jugador muy distinto al de toda la semana.
Recién en el quinto game Wawrinka pareció perderle un poco de respeto. Por primera vez en el partido se vio arriba en el marcador y salió del cero. Pero el español, experto en estas cuestiones, no sacó el pie del acelerador. Siguió muy firme con su saque (sólo perdió dos puntos en el set) y sacó la primera ventaja por 6-2, en poco más de media hora de acción.
En el segundo parcial, vale decir, la historia cambió un poco. No mucho. El suizo pareció estar un poco más decidido y, tratando de jugar cerca de la línea de base, tomó mayores riesgos. Sin embargo Nadal manejó con muchísima autoridad sus games de saque y mantuvo la distancia.
Avisó en el quinto game (dejó pasar un 0-40), y no perdonó en el séptimo. Ahí se dio el tiro de gracia. Wawrinka mostró dudas con una doble falta y un revés a la red lo dejaron en jaque. Nadal, fiel a su estilo, apretó al máximo y logró el quiebre clave para encaminarse al triunfo.
Sin fisuras, Nadal respondió con jerarquía en su último game al saque (apenas perdió 7 de 44 en todo el match) y se terminó alzando con el título, su quinto en la temporada. El español, tan firme como siempre. Wawrinka, por su parte, seguramante se haya quedado mascando bronca por haber estado cerca de lograr su primer M1000 (perdió su segunda definición) pero con la grata sensación de estar atravesando una muy buena temporada, en la que ganó un título después de 28 meses y lleva dos finales.