A sus 31 años nada hace pensar que alguien lo haga tambalear a Roger Federer. La extraordinaria semana que tuvo en Cincinnati asi lo demuestra. No ha perdido su servicio en todo el torneo, y el único que quizás podía con él, Novak Djokovic, apenas le hizo algo de cosquillas en el segundo set, tras una terrible paliza en el primero.
El suizo derrotó por 6-0 y 7-6 (7) a Nole ayer para ganar su título número 21 en un certamen M-1000, se mostró satisfecho por la manera en que recuperó el rumbo tras su decepcionante derrota ante Andy Murray en el partido por la medalla de oro de los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
"Gané el título y no perdí el servicio en toda la semana. Este era el tipo de reacción que quería ver de mí, la verdad es que mi nivel nunca decayó", dijo Federer.
"A pesar de que ya logré casi todas las metas que me impuse para este año, asegurar una medalla en Londres, ser campeón en Wimbledon y volver a ser el número uno del mundo, era importante para mí seguir adelante y tener la mejor preparación para Nueva York", agregó el suizo refiriéndose al US Open.
Federer no desea hacer variaciones a su juego antes de comenzar su participación en Flushing Meadows: "Raramente hago cambios drásticos antes de los Grand Slams, quizá con mayor frecuencia uno se prepara física y mentalmente para estos torneos grandes, pero a veces la mejor manera de llegar fino es jugar partidos y practicar".
El suizo irá por su primer título en Nueva York desde 2008, cuando batió en la final a Andy Murray en sets corridos. El cinco veces campeón del US Open ha llegado a cuartos de final o mejor en los últimos 33 torneos de Grand Slam.
"Es una atmósfera completamente distinta en Nueva York, la presión que uno siente es diferente. Sé que tengo un excelente registro contra jugadores que no están en el Top 30, pero de todas maneras la primera ronda será dura. Mi enfoque está en ese encuentro y no lo que pase después", concluyó el suizo.