Cuando haya que ver una final entre Nole y Rafa, habrá que pensar en no tener compromisos posteriores, ya que se corre el riesgo de llegar tarde o no ir directamente. Y también, por solo mencionar otro detalle, en mirar el match en un lugar muy cómodo, apto para largas horas. Aunque si siguen así, y de tener que jugar simpre en domingo, quizas su agenda no este tan cargada. Mas vale, igualmente estar prevenidos de antemano.
Decimos esto porque Novak Djokovic, venció al español Rafael Nadal por 5-7, 6-4, 6-2, 6-7 (5-7) y 7-5 en la final más larga de la historia de los Grand Slams, en el Abierto de Australia. De esta manera, defendió el título que había obtenido el año pasado en el Melbourne Park y obtuvo su quinta corona de GS, su tercera en este torneo. Y es su cuarto título en campeonatos de esta jerarquía en el lapso de un año.
El duelo entre Rafa y Nole duró 5 horas y 53 minutos, y superó la final del US Open ’88 entre Ivan Lendl y Mats Wilander (4 horas y 54 minutos) como la más larga de la historia en cuanto tiempo de juego. Este fue, también, el partido más largo en la historia del Abierto de Australia, ya que superaron a la semifinal del año pasado entre Nadal y Verdasco (5 horas y 14 minutos). Y eso que Djokovic llegaba con un día menos de descanso que Rafa, al jugar casi cinco horas en la semi ante Murray.
Se trata, por otra parte, de la séptima final seguida en la que Nole vence a Rafa. Para colmo es la tercera en un torneo de Grand Slam, ya que se habían enfrentado la temporada pasada tanto en la definición de Wimbledon como en la del US Open. De los últimos doce encuentros, el serbio ya ha vencido al iberico en diez oportunidades.
Fue una final que tuvo todos los condimentos. Emoción, suspenso, y varios pasajes de dominios compartidos. Pero la parte física, a partir del quinto set, era la que podía definir el pleito.
En el inicio del encuentro, Djokovic pareció estar un poco impreciso y algo frustrado con su juego. Dubitativo con su drive, falto de movilidad, le costaba entrar en el ritmo del partido. No entraba en sintonía, y fastidioso con su juego, luchaba contra su regularidad y el rival. Nadal, muy firme en el arranque, aprovechó ese estancamiento inicial para conseguir un quiebre en el quinto game.
Hasta que luego Nole reaccionó, y comenzó a dar batalla, apagando un poco el ritmo de Nadal. Pero no le alcanzó, amagó pero fue insuficiente, y el español se las ingenió para quebrar de nuevo y llevarse 7-5 el primer set.
En el segundo parcial, el número uno del mundo salió aún más decidido. Buscó atacar con su devolución y fue obligando al mallorquín a retrasarse y jugar más a la defensiva. Esa receta le empezó a dar resultado, y lentamente lo fue arrinconando, pero con un Nadal recio y que seguia su lucha sin cuartel. En este set empezó a salir a relucir el juego extremo al que hay que acudir para superar a Nadal, y con varios chispazos en los momento justos, saco resto. Encima, aprovechó una doble falta del español para quebrar otra vez y quedarse con la manga.
Con la historia igualada en sets por ambos, había que ver como reaccionaban en el tercero. Y allí, Djokovic mostró lo mejor de su tenis ejerció un dominio claro del partido. Su juego profundo prácticamente anuló al número dos del ránking, que se mostró visiblemente frustrado de a ratos. El campeón reinante de Wimbledon y el US Open encontró dos quiebres, jugó siempre con el marcador a su favor y se quedó con el parcial en 45 minutos, un poco más de la mitad de lo que había tardado en llevarse el primer set. Fue cuando empezó a torcer la historia a su favor en la balaNza, ya que se veía, extrañamente, a Nadal contrariado y si respuestas.
Pero el español nunca se da por vencido, y allí demostró toda su tenacidad en el inicio de la cuarto set: se olvidó de lo que había pasado hasta el momento y le volvió a poner las cosas difíciles a un oponente que parecía entonado. Hizo borrón y cuenta nueva, emepezó otro partido para él. Pero Djokovic no se desesperó. Mantuvo su regularidad, siguió siendo sólido desde el fondo de cancha y tuvo paciencia para arriesgar cuando tuvo que hacerlo. Y también empezaba a regular desde lo físico. Y con un trámite tranquilo y que controlaba, aún así Rafa levantó tres break points en el octavo game, justo antes de que debieran cerrar el techo en el Rod Laver Arena por la lluvia que caía sobre Melbourne.
Ya a resguardo del mal tiempo, llevaron toda la paridad a un tie-break altamente emotivo. En un desempate a pura tensión, Rafa logró imponerse por 7-5. Nole no podía creer que se le hubiere escapado la oportunidad, que por tenis, podía sostener. Pero la pregunta era, si se le escapaba ese set, como soportaría un quinto, que encima es largo sin "penales" .
Precisamente ese quinto set fue dramático. Al comienzo el ritmo cayó, por lógica, ya que ambos estaba extenuados, y se guardaban energías solamente para puntos críticos. Ya no había mas peloteos intensos, y el juego se cortó, pero por poco tiempo. Es que en el sexto game Nadal quebró para ponerse 4-2, pero Nole recuperó de inmediato el rompimiento. Con ambos jugadores exhaustos, pasaron la barrera de las 5 horas en un intercambio sin respiros. Y ya casi sin pilas ambos, se prendieron a hacer correr la pelota nuevamente.
Djokovic quebró para quedar 6-5 y sacó para el partido. En ese game, salvó una chance de quiebre y finalmente cerró el partido a puro coraje. Fue pura emoción, en un partido en el que uno nuevamente vuelve a pensar, porque en el tenis no existen los empates.