El karma de las finales lo persigue a Juan Monaco. El español Marcel Granollers conquistó el título más importante de su carrera al ganar el Valencia Open 500 en una vibrante batalla final de tres horas ante Pico, que cayó del lado del jugador barcelonés por 6-2, 4-6 y 7-6 (3).
Mónaco no pudo romper la maldición que parece perseguirle en las finales, ya que desde que en 2007 ganara su último torneo, ha perdido las siete que ha disputado desde entonces.
Aunque todo el mundo soñaba este sábado con una final entre David Ferrer y Juan Martin del Potro, Granollers y Mónaco no defraudaron en absoluto su condición de finalistas y ofrecieron un gran espectáculo en la pista central del Ágora, en la que no faltaron buenos puntos, tensión y sobre todo mucha emoción.
Cualquiera de los dos pudo llevarse el título, pero Granollers, que repetía final en Valencia por segundo año consecutivo, consiguió ganar el tercer título de su carrera y el segundo de este año. El jugador catalán comenzó el partido muy centrado y tranquilo ante Mónaco, al que sí que pareció pesarle más la responsabilidad de una final y que, en un abrir y cerrar de ojos, se encontró con un 3-0 en contra.
A Granollers, como en el resto de la semana, se le veía muy cómodo en la pista, a pesar de que su juego de volea no le funcionó tan bien como en otros partidos.
Curiosamente se fue imponiendo al argentino donde éste se encuentra más cómodo, en el juego de fondo, donde el local le varió mucho las alturas de bola y se encontró con un Mónaco más errático, que no conseguía encontrar continuidad a su tenis y que cedió una nueva rotura en el octavo juego que permitió al español cerrar la primera manga con un autoritario 6-2.
Si el primer set fue un monólogo del español, en el segundo se equiparó el juego de ambos tenistas, que intercambiaron rachas de buen juego si bien el de Tandil supo sacudirse la tensión inicial y fue el que llevó la iniciativa en el marcador.
Mónaco es de los que nunca se entrega y aprovechó el momento de relajación de Granollers tras apuntarse el set inicial para conseguir su primera rotura y cobrar una ventaja inicial de 2-0. Pero la gran mentalidad de Granollers en este torneo continuó siendo una de sus mejores bazas.
El catalán remontó y se puso con 3-2 a favor, defendiéndose muy bien de los ataques de un Mónaco cada vez más agresivo en la pista.
Sin embargo, el argentino había subido mucho en la consistencia de su juego y consiguió un nuevo quiebre en el séptimo juego que resultó definitivo para la suerte del set, ya que su servicio también mejoró sensiblemente, pasando de un 55 a un 83 por ciento de porcentaje de primeros servicios.
En la manga definitiva, ‘Pico’ Mónaco supo mantener la inercia del anterior set y consiguió una rápida rotura que le puso en una inmejorable situación para conquistar el título.
Con 4-2 abajo, Granollers decidió jugársela con un tenis más agresivo, tanto desde el fondo como incrementando sus subidas a la red, desde donde consiguió cambiar el rumbo del partido cuando peor lo tenía.
El español encadenó tres juegos consecutivos y llegó a disponer de tres puntos de partido, pero Mónaco tampoco es de los que se amilanan y aguantó la presión en un precioso final de partido que acabaría decidiéndose en el desempate.
En este juego corto, el español jugó a un altísimo nivel, sin miedo, y se disparó con un 5-2 y dos servicios para cerrar el partido. En el momento de máxima tensión, Granollers tuvo que cambiarse las zapatillas tras despegársele la suela de la derecha, pero ni siquiera esto le distrajo, y tras sustituirlas aprovechó la primera ocasión que tuvo para ganar el título, con ambos jugadores tirados en el suelo de la pista central, tras disputar el último punto.