Transcurrió un año desde que se llegó a pensar lo peor sobre Juan Martín del Potro, desde que los rumores, algunos sin demasiados fundamentos, alcanzaron a tapar durante un tiempo prolongado todo lo bueno que el espigado tenista había demostrado en los courts.
El cambio fue demasiado abrupto. Pasó de tocar el cielo con las manos luego de consagrarse en Flushing Meadows 2009 y de ser un referente de lujo para las nuevas generaciones de deportistas argentinos, a ser -para algunos- una imagen de la debilidad y la falta de carisma, de la frustración y la apatía. Se alcanzó a afirmar que no había podido afrontar los procesos madurativos, que el escaso nivel de exposición lo perjudicaba, que a su alrededor había cosas extrañas, que nunca más volvería a pisar una cancha, que los misterios… Es cierto, Del Potro eligió refugiarse en su entorno familiar y construyó una muralla.
Desde su fortín, le hizo frente a los momentos de incertidumbre y también a los de claridad, aunque fueran los menos. Su postura, poco mediática, le provocó más enemistades que camaradas. Pero a Del Potro poco le importó y hoy, a un año de aquellos días, queda claro que el tandilense sólo le teme a una cosa: al estado de su muñeca operada en una clínica de los Estados Unidos.
No son muchos los que lo saben, pero el mayor problema de Del Potro fue la falta de precisión para que le encontraran el diagnóstico de su mano. Algunos médicos se acercaron al entorno del jugador, pero con vaya a saber qué intereses y hasta le llegaron a decir que sería difícil que volviera a jugar. Pero eso es parte del pasado. Con perfil bajo, se entrenó con la máxima exigencia. Durante los meses de inactividad se dió cuenta cuánto amaba el tenis, ese deporte que lo acompañó desde niño. Y, con empeño y sacrificio, volvió con autoridad a un circuito que parece vivir momentos de transición y del que podrá sacar provecho.
Miguel Luengo, periodista español de la agencia EFE con 45 Grand Slam cubiertos, ayer me resumió el pensamiento general en unas pocas líneas: "Con Federer acabando su carrera, Murray dudando sobre si tiene talla para afrontar a Nadal y Djokovic, y estos últimos enfrascados en un duelo en la distancia, Delpo aparece sin ruido, pero seguro que puede ser el tercero en discordia".
Dicen que el tiempo siempre pone todo en su lugar. Y Del Potro se encargó de confirmarlo.-