Volvió a ganar, sumó dos victorias y aún debe esperar para saber si avanza a las semifinales de la Copa Masters o bien se queda afuera. El escocés Andy Murray, nº4 del mundo, superó al español Fernando Verdasco (8°) por 6-4, 6-7 (4-7) y 7-6 (7-3) y cerró su actuación en el Grupo A, en Londres, donde es el gran favorito del público.
Al local le llevó 53 minutos ganar el primer capítulo. Fue un encuentro de largos peloteos y con un claro preferido. Las gradas se entregaron con pasión a su esperanza nacional, un Murray que malgastó infinitas ocasiones de rotura en el primer parcial. Así, comenzó sacando Verdasco, al que ya en este juego inicial le costó muchísimo mantener su servicio. Pero hasta tres bolas de rotura llegó a ceder al escocés, que no atinó a convertir ni una sola.
Empezó siendo un duelo bastante igualado, en el que Murray ignoraba buenas oportunidades de quebrar el servicio del rival. Así sucedió para horror de sus incondicionales en el séptimo juego, donde no transformó un buen momento para aventajar, hasta que convirtió la quinta bola que dispuso, en el noveno, para ponerse 5-4. Pero a Murray, ahora, le tocaba esforzarse. Arrancó cometiendo muchísimos más errores que su oponente (ocho contra uno de Verdasco), y se mostró torpe con su primer servicio. Hasta tres pelotas de set despilfarró el favorito de la gente, con tres pelotas que se estrellaron en la red, hasta que pudo obtener ese parcial inicial. Incredulidad entre el público y sonoros aplausos a la cuarta pelota que, ahora sí, no erró el británico.
Verdasco, a quien las estadísticas no le sonríen precisamente ante el 4° de la ATP (7-1 a favor del escocés, a quien el español sólo logró ganarle en el Abierto de Australia de este mismo año, en cinco sets complicadísimos), recuperó la concentración en el segundo acto, de fuerzas muy parejas. El español se empleaba a fondo pero dejó escapar un punto de set, coyuntura que benefició a Murray, quien apuró el empate 5-5. A partir de ahí, hubo un frenético intercambio de pelotas, en el que el escocés se jugaba la clasificación sin condiciones y en el que Verdasco sentía que se agotaban sus esperanzas de supervivencia.
Murray volvía a tener en su poder, no una, sino varias opciones de rotura para desnivelar y quedarse a un paso de llevarse el set. Y es que en total, durante todo este encuentro, el local dejó marchar nada menos que 12 ocasiones. Verdasco, por su parte, trataba de no caer presa de los nervios y del pánico escénico. Sufría para conservar su saque en un emocionante undécimo juego, que consiguió con un esfuerzo descomunal apuntarse el madrileño. Aun así, exhibió un tenis de altísimo nivel.
Ese parcial tuvo que decidirse en el desempate, que se decantó hacia el jugador español, quien, a la vez, arruinaba un momento de celebración a un Murray que se hubiera clasificado de inmediato para las semifinales con un triunfo en dos sets.
Final de infarto
El tercero, definitivo, dio la victoria al escocés en otro desempate en la que Murray conseguía imponerse a su oponente en un set que duró casi una hora (56 minutos), en otro tie-break. Pero le costó muchísimo a Murray. Con molestias en su pierna izquierda, estando 3-3 en el último set, fue a consultarle al juez cómo quedaba su situación si abandonaba, debido a los fuertes dolores. Pero supo que hubiera significado perder 6-3 y siguió jugando.
En el repleto estadio O2 Arena y con el público claramente volcado en su tenista patrio, al de Dunblane, que tuvo problemas con su primer servicio y tiró por la ventana infinidad de opciones de rotura (desperdició 12 de 13), le llevó tres horas exactas imponerse a un Verdasco que opuso una férrea resistencia. El ganador nunca perdió su servicio, aunque tuvo dificultades, ya que si bien conectó 18 aces, a la vez cometió nueve dobles faltas.
Se lo vio a Murray con inconvenientes para moverse cómodo en ese definitorio parcial y lo mismo terminó pasando con Verdasco. Sin dudas, fue un choque muy duro, en especial en el aspecto psicológico, ya que un triunfo le habría permitido también al español llegar con chances a esperar el último encuentro para resolver su futuro.
Al final, el escocés se impuso en una muerte súbita muy tensa y de gran valor para ambos. Por eso, se desahogó y festejó gritando, con muchísimas ganas, su durísimo triunfo.
Con esta victoria en tres sets, Murray está obligado a esperar a ver cómo sale el choque entre Federer y Del Potro para saber si sigue en carrera o se despide. El británico suma dos triunfos y una derrota y tiene una marca de 5-4 en sets, lo que no le permite avanzar directo a semis. En cambio, el británico sí hubiese logrado el pasaje si ganaba en dos sets.