Nacida el 4 de julio de 1971 con el nombre de Ernesto, Paredes tuvo muchísimas dificultades para jugar en su país, dado que se le prohibió jugar torneos femeninos en Chile. Sin embargo,
"Es un sueño cumplido para mí. Aquí me trataron muy bien, mejor que en mi país, tratan el tema con más normalidad. Muchos dicen que juego como el Chino Marcelo Ríos porque soy zurda y le pego plano”, le dijo al diario Clarín, Andrea, ingeniera comercial y dueña de una consultora financiera, que se operó en octubre de 2000.
"Yo no lo busqué. Estaba entrenando con Patricio Cornejo y me llamaron de Havas Sports ( la empresa que comercializa
El director del torneo, Pablo Jastrzebski, comentó: “El wild card se lo otorgó la sede del torneo, no yo, y no hicimos ninguna pregunta ni nos llamó la atención la edad que tiene, porque si
“Yo no creo que tenga nada en particular la situación, pero para los medios parece que sí, o necesitan algo que les llame la atención, pero ella tiene derecho a jugar y punto", agregó.
Jorge Mandl, supervisor del torneo, aseguró que en Buenos Aires "hay un tremendo revuelo” y que había pedido una confirmación a
“Pero cuando la vi me acordé de inmediato. Hablé en el acto con
Paredes sigue los pasos de otro caso similar que fue famoso dentro del tenis mundial: la estadounidense Renée Richards, nacida como Richard Raskind, encendió la polémica cuando intentó jugar el US Open de 1976 en el cuadro femenino. Pese a que el torneo la vetó, un fallo de
“Estoy orgullosa por ser la segunda tenista luego de Richards”, afirmó Andrea.
"Tengo 37 años pero biológicamente es como si tuviera 27. Creo que en esta época serán obsoletas las ideas sobre la edad", concluyó.
Otros casos de transexuales en el deporte
> El danés Mianne Bagger se operó para convertirse en mujer en 1995, y comenzó una carrera como golfista. La decisión del Comité Olímpico Internacional de abrir sus puertas a la inclusión de deportistas transexuales la favoreció indirectamente, pero aún no puede jugar en el LPGA Tour.
> Tras ganar el oro en el lanzamiento de la bala del Campeonato Europeo de 1986, el cuerpo de la alemana Heidi Kriegel se masculinizó a consecuencia del dopaje sistemático al que se sometió en