Ante un estadio colmado como en las mejores épocas el tandilense cayo en su debut frente a su amigo Federico Delbonis. Su rodilla le dijo basta y lo deja al borde de ser un ex-jugador.
Poco importó el resultado. En la noche del martes en el Argentina Open, no había puntos de ranking que defender. La figura de Juan Martín del Potro acaparó todas las miradas, fue el objetivo de todos los celulares y llenó de emoción a cada una de las personas que colmaron el Court Central Guillermo Vilas, del Buenos Aires Lawn Tennis Club, donde la Torre de Tandil cayó ante su amigo Federico Delbonis por 6-1 y 6-3, en la noche que, como describió el tenista hace apenas unos días, fue “más una despedida que una vuelta”.
Casi para la estadística fue el match entre los dos protagonistas de la heroica en Zagreb en 2016. Pero también son profesionales, y a tal efecto, jugaron dando todo ambos para el publico y el torneo.
Adentro de la cancha, destellos de su tenis fabuloso fueron suficientes para que el público se entusiasmara con la ilusión de un triunfo que se mostró lejano, pero que apenas fue parte de la anécdota. Si, incluso, Delbonis confesó: “Hasta yo quería que Juan Martín ganara”.
Pero no fue así. Esta vez no fue un derechazo fulminante o un saque demoledor lo que erizó la piel de todos. Antes, incluso, de que el partido terminara, las lágrimas vencieron la resistencia de un Del Potro que estiró como pudo las acciones, hasta llegar al desahogo final.
Del Potro es humano, sabe muy bien de lo que es sufrir dentro de la cancha, pero mucho mas por fuera. Y la carga emotiva, estuvo presente, la que no pudo disimular y que lo acompaño en todo el tramite del encuentro.
Allí, la gente estalló en una emoción conjunta que se hizo una y se fundió con la de Del Potro. Pero Delbonis cedió el lugar de protagonismo que suele dar el triunfo y hasta apuró su camino al vestuario tras dejar algunas palabras para la televisión. Después… después fue todo de Juan Martín del Potro, de su llanto incontenible, de sus frases acongojadas en la entrevista televisiva que se escuchó en todo el estadio, de la vincha en la red despedida con un beso y del abrazo conmovedor con su madre, antes de transitar una última vez el camino hacia el vestuario.
Sin certezas acerca de si irá a Río la semana próxima, como de que será su futuro en el tenis pero fuera de las canchas seguramente, así transita estas horas el tandilense. Y mientras tanto, el tenis espera para saber adonde se acomodará la Torre de aquí en mas. Un tema que parece casi resuelto, aunque Juan Martín este viendo que hará en las próximas horas.
Con información de Argentina Open
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