Djokovic cayó en la apelación para jugar Australia. El serbio junto a las autoridades australianas protagonizaron el gran papelón de inicio de temporada.
Muchas veces la tosudez o los caprichos son malos consejeros, o inevitablemente conducen a malos epílogos. Algo de eso le ocurrió a Novak Djokovic en Australia, victima de su propio temperamento, potenciado por su entorno mas intimo.
Cuando la historia lo plasme en su trayectoria, este episodio será otra mancha mas en su foja. A veces, no alcanza con ser numero 1 en la cancha, también, hay que serlo fuera de ella. Recordar su descalificación del US Open, el Adria Tour en plena pandemia, o en pasado diciembre, sabido de estar con Covid compartir un evento con tenistas jóvenes, por ejemplo.
Seguramente, esa misma historia tenística, reflejara que Roger Federer y Rafael Nadal, con quienes forma el trio mas exitoso del tenis mundial en esta era, tendrán solo registros deportivos e imagen positiva dentro y fuera de un court, mucho mas aplicada a la educación y buenas costumbres. Eso no los hace distintos, ya que quien luce diferente es Djokovic.
Nadie le quitará su calidad única, la mente fría, y la extensa gama de recursos tenísticos para ser quien es, aunque esas cualidades, hay que cultivarlas también con ejemplos, lógica y ubicación en el mundo que habita.
Quizás, su entorno, tampoco lo ayuda mucho. Su padre particularmente, se ha cansado de ser verborragico y lapidario con quienes juzgaron a su hijo en Australia. Y no dejo escapar el convite para convertirlo en una cuestión de estado, una situación ridícula e inexplicable.
Alguien, deberá hacerle entender a Djokovic que ser n° 1, no le garantiza hacer a su antojo lo que quiera y en donde quiera. En plena pandemia, el 97% de los jugadores del circuito ATP están vacunados. Es una condición que mundialmente se requiere y apunta al bienestar de todos. Hay reglas, obligaciones y leyes que se deben acatar. Pero parece que para Djokovic, esas cuestiones son secundarias.
Si el serbio no adhiere a vacunarse, tiene su derecho a optar por ello. Pero debe saber, que su lugar en el circuito, con esa opción, le traerá problemas y no podrá jugar muchos torneos. Y ya por estas horas, además de que Australia confirmo además de su expulsión la no comparencia por tres años de regresar allí, en Roland Garros anunciaron que por cambios en política de salud en Francia, los deportistas profesionales, de cualquier disciplina, que no exhiban su calendario de vacunación, no podrán ingresar a disputar ninguna disciplina. O sea, si no se vacuna, no podrá defender tampoco su titulo logrado el año pasado.
Australia, que es un país serio, puso por delante las leyes y el bien común. Tal vez coincidamos que fueron desprolijos en este sainete durante su desarrollo, aunque finalmente la lógica imperó. El estado de Victoria, oposición política del gobierno central (el gobierno de Scott Morrison, tambalea y corre el riesgo de no ser reelegido en mayo próximo por este escándalo), había dado la excepción a Djokovic, pero el estado central, se opuso y llevo todo el conflicto a 10 días de idas y vueltas. Y allí, las normas de Australia prevalecieron por sobre las del estado de Victoria. En el medio, el tenis, Djokovic y la novela que distrajo a todos de hablar de tenis exclusivamente en el inicio del primer GS de la temporada.
Aun a tiempo de superar los 20 Majors y ser el mas ganador de la historia por delante del suizo y el español, lo que deja en su legado, será en el medio vaso de agua lleno, sus logros, temple, calidad y condiciones únicas para un deportista de elite, capaz de batir a sus dos directos oponentes de su generación. Pero en el medio vacío, su egoismo, desparpajo, desubicación y vedetismo que lo caracteriza.
Este episodio, le asegura al serbio al menos, perder sus 2000 puntos de la conquista en 2021, y en riesgo de no seguir en la cima, a manos de Medvedev o Zverev. Y además, dejar como la principal atracción a Rafael Nadal, sin él ni Federer en competencia, que siempre es candidato para llevarse cualquier GS.
El serbio en definitiva, es victima de si mismo y su propio egoismo, lo que lo hace poner en riesgo su futuro profesional si no reflexiona a tiempo y se ubica en las normas que todos sus colegas respetan y permite que compitan en las mismas condiciones que todos en todo el mundo.
Djokovic equivoca su andar, sigue acertando en sus errores y nada perece torcer ese rumbo. Ese rumbo que lo pone en lo que no debe ser y que muestra realmente.-