No es un Roland Garros para vencer a Federer

Juan Martín Del Potro sacó en poco más de dos horas de juego a Tommy Robredo en los cuartos de final de Roland Garros. El partido estuvo en sintonía con la marcha del tandilense en este Grand Slam en el que cedió apenas un set contra Jo-Wilfried Tsonga en la ronda anterior. En París le tocó enfrentar, quizás, al último jugador del cuadro que es un representante genunino del tenis en polvo de ladrillo. Desde ya que el punto es para debatir, pero los números de la campaña 2009 de Robredo lo sitúan como un especialista a la viaja usanza ,con un armado de calendario que privilegió el clay y empezó con la gira latinoamericana que lo tuvo como campeón en Buenos Aires y Costa do Sauípe.

Robredo termina Roland Garros con un 26-6 en partidos jugados en canchas lentas y es, inclusive por encima de Rafa Nadal (22-2), el jugador más rendidor en polvo de ladrillo del año. Pero sucede que este Roland Garros no es un torneo que repare demasiado en quien se especializa en canchas lentas y quien no. Los tenistas de ahora abarcan más que antes y ahí es donde entra la sintonía casi perfecta de Del Potro en estas dos semanas.

El tandilense no dio espacio para que Tommy Robredo llevara el partido a una lucha de desgaste. No le dio tiempo siquiera a elaborar la idea. Del Potro propuso games cortos con sus tiros profundos y demoledores. Anduvo en un 60 por ciento de efectividad con el primer saque, pero ganó el 90 por ciento de esos puntos. Su juego directo y de riesgo a las líneas se repartió en 51 tiros ganadores (Robredo 24) y 29 errores no forzados (Robredo 25). Los winners de Del Potro incluyen los 14 aces que conectó en el partido. De lo que hablamos es de un juego violento y veloz con estadísticas adaptables a un torneo de canchas rápidas. Esta versión de París no tuvo hasta ahora esas batallas memorables que superen las cuatro horas de partido, en la que los jugadores salen con su indumentaria, ganadores o perdedores, del mismo color que el polvo de ladrillo. Se está jugando a otra velocidad y Del Potro conecta bien con el momento del tenis y por eso está donde está.

Roger Federer no tuvo problemas con Gael Monfils y quizás haya transcurrido su día más tranquilo de este Roland Garros revuelto, del que él también es en parte responsable aunque haya salido airoso sus partidos con José Acasuso y Tommy Haas. Sin embargo nadie puede relajarse ni dar nada por seguro. La semifinal entre Robin Soderling y Fernando González puede llegar a ser un festival de lances y con un duelo de energía suficiente como para alimentar toda la red eléctrica de París.

Y que Del Potro no vaya a poner su cabeza en manos de Roger Federer esta vez, a quien respeta como se venera a un santo, depende en buena medida de que el tandilense y su entrenador Franco Davín entiendan que este es un Roland Garros muy abierto y a disposición de quien esté más fresco.Lo sabe Roger Federer que irá por su cuarta final consecutiva. Lo debe saber Del Potro en la primera semifinal de Grand Slam de su vida en el marco de un campeonato que se deglutió a los especialistas de la superficie. Y en ladrillo, detrás de Rafa Nadal, el mejor jugador es Roger Federer. Ideas para masticar hasta que llegue la mañana del viernes.(Marcelo Gantman-lanacion.com)
 

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