Nadie se movió del Parque Roca cuando el reloj marcaba que habían pasado 42 minutos de la una de la tarde. Desde hacía un buen rato se sabía cuál sería el final de la película. Que Argentina perdería por primera vez de local en polvo de ladrillo desde 1998 , que Argentina cedería su invicto en su décima presentación en el Parque Roca y que Argentina, en definitiva, se quedaría en las semifinales de la Copa Davis frente a una República Checa que le terminó ganando con un top ten tremendo desde el viernes hasta ayer y con un talento inoxidable que el sábado había dado una clase de dobles.
Y si nadie se movió de sus asientos y si todo el mundo terminó gritando “Charly, Charly”, fue porque en la cancha Carlos Berlocq puso todo y algo más para llegar al milagro. Pero el milagro quedó lejos y el 6-3, 6-3 y 6-4 de Tomas Berdych liquidó la historia, que más tarde tendría la chapa definitiva del 3 a 2 por el triunfo de Juan Mónaco sobre Ivo Minar por 6-3 y 7-6 (7-2).
Cada uno de los tres sets que jugaron Berlocq y Berdych fueron equilibrados hasta que el checo decidió lo contrario. La superior velocidad de pelota y la mayor cantidad de argumentos técnicos le permitieron al ganador dominar desde el principio hasta el final, más allá de lo que señalara el marcador en cada instante. Porque mientras el chascomucense fue puro esfuerzo cada vez que impactó a la pelota desde el fondo y sólo logró alterar la calma de su adversario con ese puñado de inteligentes drops que sirvieron para cambiar los ritmos, Berdych siempre se plantó delante de la línea de base ; su drive plano y su revés paralelo hicieron el resto.
Los por qué de otro sueño frustrado se seguirán buscando en los próximos días, aunque haya tiempo suficiente para analizar lo ocurrido y para planificar lo que vendrá. De todos modos, lo cierto es que Argentina quedó otra vez cerca del objetivo que escapa al tenis, ya que desde hace tiempo involucra a todo el deporte nacional.
Por eso, la sensación de vacío que inundó al Parque Roca cuando el sol entibiaba un poquito más la celebración checa. Esa multitud integrada mayoritariamente por gente que nada tiene que ver con el tenis, y que siempre renueva su ilusión, se fue entre broncas y decepciones. Aunque prometiéndose que la ilusión renacerá en 2013. Juegue quien juegue.
Charly en conferencia de prensa