No todos los días se baja a un ex top-ten. Es cierto, pero como se disfruta, y si lo sabrá este legionario argentino de recientes 22 años que la viene peleando desde la qualy. Conozcalo en esta nota que publica Olé en su página digital (www.ole.com.ar) y que acceder desde toptenis.com.ar en link directo. Extractar sus impresiones en la victoria de hoy y la opinión de su entrenador realmente valen la pena. Aqui estan .
PARIS.- Puede ganarse un lugar en el cuadro principal de Roland Garros. Puede mostrar soltura, un saque amigo de las líneas y un temple de acero para encarar situaciones que a muchos otros les harían temblar los encordados frente al 16º del ranking. Puede, en su debut en un Grand Slam, responder a los palos con palazos, mantenerse intenso y hacerle morder el polvo a James Blake. Lo que todavía no puede Leonardo Mayer es dormir tranquilo en el departamento que su coach le presta en Belgrano, a una cuadra de la avenida Cabildo. Las frenadas y los bocinazos del 130, cuenta, son su principal enemigo. "Es otra vida en Capital, todos andan a las apuradas… Me canso mucho". Más, al parecer, que para eliminar a quien salió del top ten recién en enero de este año… París, desde ayer, debería ser su lugar en el mundo. Podría considerar como su living a ese court número 1 en el que hace cuatro años obtuvo el título de dobles en juniors, en dupla con Emiliano Massa. Pero… "El día anterior al partido estaba caminando con mi entrenador por Champs-Elysées… Y te juro que no la cambio por la Costanera de Corrientes", explica quien hasta hace muy poco era el Yacaré y a quien los miembros del equipo argentino de Copa Davis rebautizaron como Cañuli -luego de que, en un picado futbolero, le metiera un túnel divino a uno de los médicos-. "Uh, ahora en Corrientes debe haber un quilombo bárbaro", avisa mientras se imagina el grito de toda la familia, al unísono del alarido que dio él mismo cuando el drive de Blake se fue a la red, la misma emoción que cuando Leo clavó sus rodillas en el polvo. Así se presentó. Con un 7-6 (8-6), 7-5 y 6-2 en el último turno del tercer día. Fue, apenas, su 11º partido ATP. Fue el Mayer francés. Fue el día en que el argentino explotó. Fue el dueño de los flashes. Fue el momento en el que mostró sus facciones al mundo.
Admirador de Gaudio y Federer, el correntino viene de un hogar humilde. Orlando, su padre, trabaja en un banco. Mamá Estela es docente. También extraña a Walter, Gabriel y Verónica, sus tres hermanos. Pero todo llega… Dejó la capital de su provincia para vivir un tiempo en Resistencia (Chaco) y ser entrenado por Rubén Ré. Hasta que hace un año y medio, llegó a Buenos Aires para ponerse a las órdenes de Emiliano Redondi, un zurdo (de la camada de Vassallo Argüello) que hacía dos años había decidido sacarse las muñequeras por culpa de una lesión en un hombro y que, casualmente, había perdido la final de un torneo frente a Leo… Apenas un sponsor lo banca. Bueno, además de su novia Milagros, claro.
El año pasado, una apendicitis lo había obligado a bajarse de la qualy de Rolanga. "Me propuse jugar y disfrutar, traté de que la gente o el estadio no me achicaran. Digamos que soy un jugador de fondo, con un buen saque (ayer ganó el 90% de los puntos con el primer servicio), y que me gusta atacar mucho. Y creo que lo hice a la perfección. Me siento orgulloso porque el esfuerzo para llegar acá fue muy grande. Estar lejos de mi familia es duro.
De hecho, hace unos días cumplí 22 años y los tuve que festejar lejos de Corrientes, pero ahora, al vivir esta alegría, te digo que lo cambio", explica el hincha de Boca. La confianza es el punto que intentó mejorar en el último tiempo. ¿Si lo consiguió? "Ahora me toca enfrentar a Haas y te juro que quiero jugarle ya mismo. Le gané a Blake, así que imaginate…".(Olé)
Muy fuerte de la cabeza, por Emiliano Redondi. (Coach de Mayer.)
Estamos muy contentos con haber pasado de esta manera la primera ronda del segundo Grand Slam del año. Lo que más rescato de este triunfo frente a Blake, el 16° del ranking de la ATP, un jugador con muchísima experiencia, es que Leo jugó con una fuerte mentalidad, muy concentrado, como si pudiera abstraerse del contexto. Desde el primer punto estuvo convencido de que podía ganar. Y lo terminó consiguiendo. Además de que estuvo muy suelto y hasta se animó a tirar algunos lujos, Leo aprovechó a fondo sus principales virtudes: el saque y la derecha. Y dejó en claro que los partidos que jugó en la qualy durante el fin de semana (entró al cuadro principal como lucky loser, por las lesiones de Ancic y Tursunov) le dieron mucho ritmo. Se notaba que estaba con mucho timming, que llegaba bien a ambos lados. Y si había que subir a la red, se animaba y lo hacía con firmeza, sin dudar en ningún momento. Si a eso se le suma que no se puso nervioso, y que en todo momento mantuvo su patrón de juego… Termina sucediendo lo que sucedió. Fue un gran triunfo, sí. El mejor de la carrera de Leonardo. Y le va a dar más confianza todavía para desenvolverse a pleno en todos los aspectos del tenis de elite. Ese es nuestro desafío. Para lo que venimos trabajando juntos desde hace un tiempo.(Olé)