Era un sueño, y lo vive como tal. Por un lado, porque no cae. Por otro, porque no lo dejan caer. Desde las 20.25 del lunes neoyorquino, Juan Martín del Potro no para. La ciudad más cosmopolita del mundo lo hizo sentir "una estrella de Hollywood". Se lo ganó él, durante dos semanas de torneo y al cabo de más de cuatro horas de épica batalla en el Arthur Ashe. Celebró con su gente el lunes a la noche y el martes, a partir de las 6.30, desfiló por los medios y la ciudad toda. En el avión fue el centro de la atención, hasta que ayer llegó a Ezeiza, donde fue recibido por una maraña de amigos, fans y periodistas.
De ahí hasta el Hotel Intercontinental, a descansar un rato, luego a someterse a otras cuatro horas de periodistas. Y él no cae. "Todavía estoy en automático". Llamó la Presidenta, le falta Tandil, hacia donde partirá en el día de hoy, y una Bombonera que en algún momento va a explotar. Y luego el regreso al circuito, ahora como ganador del US Open, como el hombre que barrió a Rafael Nadal y destronó a Roger Federer.
Del Potro cumplió su sueño, y eso que "recién estoy comenzando". Y sigue soñando: "Un sueño es ser Nº 1 y trato de cumplirlo", dobló la apuesta. "El US Open es un sueño que tenía de muy chico y por suerte se hizo realidad. Para el Nº 1 tengo un largo camino. Hay jugadores que están por encima de mi nivel. Quiero disfrutar de este gran momento". Pero a corto plazo tampoco la va con chicas: "El Masters puede ser mi próximo objetivo", dice con vistas a la cita que convocará a los ocho mejores en Londres.
Sin embargo, enorme en la cancha y de talla, Juan Martín mostró ayer, nuevamente, la humildad que también fue reconocida en el court central de Flushing Meadows. "Mi vida no va a cambiar, solamente cumplí un sueño. Sigo teniendo los amigos que tuve siempre, algo muy importante para tener los pies sobre la tierra. Con mi grupo de trabajo sabemos lo que queremos y mi familia nunca va a dejar que cambie mi forma de ser".
Y ese mismo joven de casi 21 años -los cumple la semana que viene- le puede jugar de igual a igual a cualquiera. Consultado por toptenis por el momento en que se convenció de que ya no hay invencibles, "Delpo" respondió: "Cuando jugué con Roger en semis de Roland Garros (cinco sets, la primera vez que le ganó un set en seis partidos) ahí sentí que le podía jugar de igual a igual a cualquiera. Antes con él, cada vez que entraba a la cancha sentía una gran diferencia; el tenerlo enfrente, su personalidad. Después, cuando entre Washington y Montreal gané el torneo y llegué a la final, les gané a Roddick -dos veces-, a Hewitt y a González. Ahí sentí que podía estar a la altura de ellos. Quedó demostrado".
Flashes del día soñado
Camino al título, Del Potro tuvo que jugar siete partidos. Y nuevamente consultado por toptenis, repasó su recorrido en el US Open: "Tuve un primer partido duro, a nadie le hubiese gustado jugar con ‘Pico’ Mónaco. Te da una intensidad muy alta y eso quizá me sirvió para empezar a fondo. Ya en segunda ronda me hubiese tocado con Safin, y se cayó. Después, partido a partido, trataba de llegar a la segunda semana. Y sobre el final, cuando quedábamos pocos, sí te vas fijando con quién te puede tocar, pero nunca agarré el cuadro y me puse a decir ‘vos perdé, vos ganá’".
Y tocó Federer. "Franco (Davín, su entrenador) me dijo que tratara de estar tranquilo, y yo en la entrada en calor no me podía ni mover. Pero la idea era que disfrute". Y el momento crítico: "Cuando pensé que iba a ganar el tercer set y lo perdí. Llegué al banco y bajé la cabeza. Realmente estaba decepcionado". El consejo de Davín: "No tenía nada que perder: era su 21ª final contra la primera mía". La chance del triunfo: "Creo que me di cuenta de que podía recién en el quinto set, cuando quebré". Y el festejo: "Estaba totalmente ido. Incluso cuando lo saludo a Roger, no sé ni lo que me dijo".
Cumplió su sueño. "Todavía es muy reciente, no entiendo que gané el US Open, ni que les gané al Nº 1 y al 2 en dos días. Pero igual creo que Roger sigue marcando una diferencia, que Murray viene teniendo una gran temporada. Quizá hoy día sí les pueda jugar de igual a igual, pero la diferencia la hacen con la regularidad". Y ahí vuelve a centrar su objetivo: "Para ser Nº 1 hay que ser 10 en todos los aspectos, y yo tengo muchas cosas por mejorar".
En pos de esa meta, Del Potro sigue una línea de trabajo. Y mientras tanto: "No puedo permitirme no entregarme al máximo, no dejar de correr hasta la última pelota. Es mi forma de agradecerle a toda la gente".
Sensaciones
"Fue increíble la convocatoria: la gente hablaba y discutía de tenis, parecía fútbol. Y de golpe todos pasamos a ser directores técnicos: todos sabemos, todos discutimos. Y eso tiene su parte muy buena. Fue un día inolvidable para el tenis argentino y creo que vienen tiempos muy buenos. Además, como dirigente me dio la esperanza de tener todavía más jugadores dentro de los cien del mundo" por Arturo Grimaldi, vicepresidente 1° AAT