En sets corridos el italiano numero 1 del circuito no le dio chances el alemán y sumo su segundo titulo en Melbourne consecutivo y tercer GS de su carrera
No hay error en decir que [1] Jannik Sinner (1° ATP) juega a otra cosa, y nuevamente lo demostró con una frialdad y decisión dignas de lo que es, el mas ganador y líder indiscutido desde hace un año en el circuito ATP.
Jannik dominó el Abierto de Australia 2025 de principio a fin y este domingo no le dio chances al alemán [2] Alexander Zverev (2°) en la final, para imponerse en sets corridos: 6-3, 7-6 (7/4) y 6-3.
Fue el segundo festejo del italiano de 23 años en Australia, el tercero en Grand Slam si se le agrega el US Open en 2024), su dominio del tenis actual no puede discutirse. Sucede que el otro chico de oro y además su rival generacional, el español Carlos Alcaraz, se muestra irregular y esta vez cayó en cuartos de final, mientras que Novak Djokovic debió abandonar por problemas físicos que ya marcan el inicio de su declive. Con ese cuadro, a Sinner sólo le quedaba superar este domingo a Zverev, actual número 2 del ranking, y lo hizo con una solvencia que lo ratifica como el dueño del tenis planetario.
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Sólo tres tenistas habían logrado retener la corona en Australia en la ultima era: Andre Agassi, Roger Federer y Novak Djokovic. Sinner lo ha logrado, además, pese a perseguirle desde hace unos meses una polémica por dos controles antidopaje positivos en marzo del año pasado y con la amenaza que supone que la Agencia Mundial antidopaje (AMA) haya anunciado un recurso a su absolución, lo que podría acabar finalmente en una sanción de dos años de suspensión. ¿A alguien s le pasa por la mente que ello pueda ocurrir?
La audiencia ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) está programada para abril. Sinner asegura que la contaminación de sus muestras fue accidental, una tesis validada por las instancias del tenis, pero que otros colegas de la raqueta consideran que no ha sido lo suficientemente rigurosa como si lo ha sido con otros deportistas con menos cartel.
“Ha habido mucha presión sobre él en los últimos nueves meses”, admitió recientemente su entrenador Darren Cahill. “Lo ha gestionado tan bien como cualquiera que haya sufrido esta presión. En un chico joven increíble que ha sido capaz de dejarlo a un lado“, añadió.
En la final de este domingo, Sinner tomó pocos riesgos, se dedicó a devolver cada bola con precisión, y dejó que Zverev fuera encadenando errores desde el inicio del partido (12 faltas directas por solo 8 ‘winners’, contra 7-13 para el italiano en el primer set).
Su potente servicio le sirvió al alemán para salvar los cinco primeros puntos de ‘break’ en contra, pero al sexto cedió su servicio en el octavo juego y así el italiano se quedó con el primer parcial por 6-3 en el ‘game’ siguiente, cerrando con un ‘ace’ para recordar a todo el mundo quién es el N.1 actual.
Poco cambió el panorama en el segundo set, en el que Zverev se desesperaba al ver que, pese a aumentar un poco su nivel de juego, Sinner era capaz de devolver todo lo que pasaba la red. El italiano, además, contó con una dosis de fortuna cuando con 4-4 en el ‘tie break’, un derechazo cruzado tocó la red y cayó muerta del lado de Zverev, que por ese detalle no fue capaz de llegar a la pelota. Ese punto “le pincho la cabeza” definitivamente al germano.
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Así con ventaja de dos sets, la única preocupación para Sinner fue cuidar su físico, ya que en varios momentos se llevó la mano a la parte posterior de su muslo izquierdo, la misma zona que ya le dio algún problema en su semifinal contra el estadounidense [21] Ben Shelton. Pero la remontada parecía misión casi imposible para un tenista como Zverev, que nunca se ha destacado tampoco por su fortaleza mental.
Incapaz de responder al servicio de Sinner, el alemán acabó concediendo un ‘break’ en el sexto juego del tercer set, firmando su sentencia condenatoria a tener que seguir esperando para conquistar al fin un torneo del Grand Slam. Las lágrimas al final del partido de Zverev y el consuelo de Sinner, reflejaron la frustración del tenista alemán, que pese a su inmenso talento sigue sin ganar un gran torneo.
AFP/EFE