Una nueva habitante del exclusivo club de los ganadorres de Grand Slam asomó este fin de semana en Australia: Sofía Kenin
"Mi sueño se ha hecho realidad oficialmente". Así definió la estadounidense lo que había pasado apenas un ratito antes, después de dos horas y tres minutos de juego: su victoria por 4-6, 6-2, 6-2 ante la española Garbiñe Muguruza en la final del Abierto de Australia le permitió conquistar su primer título de Grand Slam con apenas 21 años.
Kenin, 14ª cabeza de serie del torneo, nunca había superado los octavos de final en uno de los cuatro majors hasta que desembarcó hace un par de semanas en Melbourne. Sin hacer demasiado ruido fue avanzando hasta la semifinal, en la que dio el gran golpe al dejar en el camino a la local Ashleigh Barty, número uno WTA.
En tanto, Muguruza, que llegó a ocupar el número uno del ranking en 2017 y actualmente se ubica 32ª, había eliminado en su camino a la instancia decisiva a tres top ten: la ucraniana [5] Elina Svitolina (5ª WTA) en la tercera ronda, la neerlandesa [10] Kiki Bertens (10ª) en los octavos de final y la rumana [3] Simona Halep (3ª) en la semifinal. Esta fue su cuarta final de Gran Slam, tras sus consagraciones en Roland Garros ’16 y Wimbledon ’17 y su derrota en el certamen londinense en 2015.
La final fue un reflejo de lo que es Garbiñe Muguruza como tenista, alternando momentos de gran tenis (logró 35 winners, contra 28 de su adversaria) y otros de desconexión (acumuló 45 errores no forzados, contra 23 de Kenin, y 8 dobles faltas), frente a una rival que se fue agrandando conforme avanzaba el partido, tanto físicamente como en nivel de juego.
Todo parecía comenzar bien para Muguruza, que rompió el saque de su rival en el tercer juego del partido y confirmó con su servicio para ponerse 3-1 a favor.
Kenin, que se mudó a Estados Unidos con sus padres tras haber nacido en Moscú, igualó el partido 4-4, pero Muguruza reaccionó y sumó dos juegos seguidos para cerrar el primer set por 6-3 en 52 minutos de juego.
El buen juego de la española en la primera manga dio paso a una de sus habituales desconexiones. Así dejó que Kenin le quebrara por primera vez el servicio en el cuarto juego del segundo set, que terminó quedándose por 6-2, aprovechándose de la debilidad de Garbiñe con su primer servicio.
Muguruza mejoró en el tercer set, pero por entonces la estadounidense se mostraba ya muy sólida. En el quinto juego, la española dispuso de tres break points para ponerse 3-2, pero Kenin remontó para mantener su servicio y enseguida se quedó con el de su adversaria para ponerse 4-2.
Todo estaba en contra para la española, que no sólo no reaccionó, sino que terminó el partido con una doble falta, la séptima del encuentro, en una muestra más de la irregularidad que caracteriza a Muguruza.
“Ni siquiera puedo describir lo que siento. Es tan emotivo y he trabajado tan duro… Simplemente estoy agradecida por estar acá. Los sueños se hacen realidad. Con lo que sea que sueñen, vayan por ello y seguro que se volverán realidad”, sostuvo la ganadora justo antes de alzar por primera vez un trofeo de Grand Slam.