Es fácil de entender. Los 500 partidos de trayectoria pesaron ante los casi 30 de "antiguedad" que mostraba Machi. Es lógico. La fría crónica de una noticia diría que Maximo González perdió 4-6 7-5 6-1 y 6-0 ante Tomy Robredo en tercera Ronda de Roland Garros. Pero que fué lo que pasó en relidad.
Fueron dos partido en uno. Porque en el primer set Maximo González se impuso con claridad, tenis y cabeza de un jugador que sabía lo que quería, y Robredo no le encontraba la vuelta al argentino, deconocido para muchos, no era una excepción él. Fué 6-4 con un quiebre en el quinto game y con autoridad.
Pero en el segundo, no supo mantener un quiebre a su favor y terminó perdiendo por 7-5, cuando sacaba para estirar la definición del parcial a un tie break. Ahí se notó la falta de oficio. En el tercero, se vino la debacle de Machi González. Robredo le agarró la mano al juego del argentino y lo derrotó por 6-1, sin ningún sobresalto. El tandilense bajó los brazos y Robredo, uno de los más ganadores del año en polvo de ladrillo, se apoderó del último set por 6-0.
Para Machi sera un Roland Garros inolvidable ya que vendrá el año que viene a defender puntos, y le sirve para hacer el quiebre que precisa si quiere hacer el salto en su carrera. Seguramente mejorará su ranking, y también reformulará su futuro sabiendo que tiene con qué.