Copa Davis: Diario de viaje en Madrid

Culminó la etapa laboral, la voragine de una final soñada, de emociones inolvidables. Era momento de meter un freno y soltar el turista que todos llevamos dentro. Y España, para mi, encierra recuerdos, tradiciones, orígenes, sensaciones. Todo junto, en una capital ibérica que tiene todo, para el gusto de cualquiera.

Un buen vuelo desde Zurich, por Iberia, que salió puntualmente, en horario llegó a Madrid, por donde habíamos pasado brevemente de ida hacia Zagreb vía Munich.

Un aeropuerto de Barajas que es una ciudad, y nada esta librado al azar, con tecnología y detalles que lo ponen en un sitial de privilegio en una de las principales puertas de ingreso al viejo mundo.

Un subte propio para trasladarse de una terminal aerea a otra, rápido, necesario e impecable para todos quienes bajamos de distintos vuelos. Para quienes somos comunitarios, la simpleza de pasar solo ante un scanner para tramitar aduana y luego buscar el equipaje. Algo que en el Mercosur, ya debería estar presente en nuestro continente.

Un taxi en tarifa plana en cercanias de la estación, cuesta 20.- euros. Y al centro de Madrid, 30.- . Si llegas con poco equipaje o liviano, no era nuestro caso, el "metro" te lleva desde la Terminal 4 con combinaciones, hasta la misma plaza mayor, o al Bernabeu, o a las Cibeles. Y todo por tan solo 2.- euros como ocasional, si no, hasta 0,75 con un abono si estas algunos días. También por 1 euro, se viaja en bus comodamente.

A diferencia de Zagreb, los euros los toman sin problemas, ya desaparecida la antigua peseta. Pero en algunos valores, España no es tan barata como Croacia.

Con diversidad de precios, una lata de Coke esta entre 1,50 a 3.- euros desde un super hasta un kiosco. En Barajas, desde 3,50 a 5 euros segun donde, aunque comer una pizza al paso por ejemplo, en buenos sitios claro está, con porciones generosas para un comensal, tres porciones y una gaseosa, estan en los 7,50 euros.

Un buen restaurant, cerca de Plaza Mayor, entre dos personas, comimos una tortilla española, una porcion de cayos y paella para dos, con vino y postre/cafe por tan solo 39.- euros. Nada mal.

Las comunicaciones vía Metro, son increibles. Su red, con 12 líneas diferentes e interconectadas, ofrece un despliegue formidable por la capital española.

Estaciones aseadas, sin olores nauseabundos, con personal a mano para lo que se ofrezca. Policias, tanto municipal como de Guardia Civil, con mucha atención en la gente y caminando permanentemente la estación, es una postal de la vida bajo tierra.

Los jamones en España, son una tradición e institución gastronómica. Miles de restaurantes, bares, fondas, con ellos colgados y deseados por cualquier mortal. Una foto que pinta de como saben explotar sus costumbres y de gran factura y calidad.

Pasear por Madrid en sus "buses" urbanos, sale 21,50 euros. Recorrida por toda la ciudad, en sitios tales como la Puerta de Alcalá, Plaza Mayor, Puerta del Sol, las Cibeles, Palacio Real, el Santiago Bernabeu, sus museos, etc, pudiendo bajar a mini tours en cada sitio y tomar el bus que viene detrás, son circuitos armados de gran manera y sin fisuras.

Ir de compras, invita a entrar al Corte Inglés, otro desafío para la tarjeta de crédito o billetera. Pero de manera inteligente, saben como captar al turista y con buenos precios, y de los otros.

El Corte Ingles ofrece una tarjeta turista donde cargar los descuentos que al partír de la ciudad, se los puede canjear con productos y tramitar el Tax Free (IVA) para reembolso en aduana de Barajas. Creanme, que es una buena decisión y gran comodidad para el pasajero ocasional y turista.

Tuve la suerte de ser atendido por Merchi (Mercedes López) en sección hombres, que resultó una gran guía turística de su ciudad como de su tienda. Una combinación excelente y que me simplificó bastante mi paseo de compras en la tienda. Pero no solamente ella me atendió cortezmente, en varias secciones la impresión fue la misma. Gran acierto de la empresa en tener ese personal con calidad de atención y asesoramiento.

Tras una mini tour del martes con Viviana (médica radicada hace 10 años), una amiga de mas de 30 años que me recibió en su casa, el miércoles emprendí mi periplo solo para ver que sensaciones encontraba en una ciudad que me esperaba con mas ofertas de todo tipo, a diferencia de Zagreb, mas pequeña por cierto.

El español, a pesar de la crisis, gasta dinero sin temor, y hasta hace colas interminables para adquirir un billete de lotería para Navidad, sin distinción de clases, todo apuestan al gran sorteo del 24, otra clasica tradición española, mas que madrileña.

Los negocios de regalos para el turista, afloran a cada paso, una estructura preparada concientemente para captar al viajero. Y los precios son diversos, y de todo y para todos los bolsillos. Eso si, la gastronomía intercala en cada local, con todo tipo. Bocadillos, pastelerías, churros, y entre medio de todo ello, siempre un Mc Donald’s o Burguer King a mano, marcas que no saben de latitud para estar presentes.

Por las calles del centro, mucha policía, tanto municipal como guardia civil, interconectados entre si, y dispersos entre la multitud. 

La seguridad es un tema, y todos saben de ello. Lo mas grave que puede ocurrir, es un carterista, no mas de allí. Y quizás tener un poco de cuidado en exponerse mucho con bolsillos de bolsos a la mano, por las dudas. Pero a nadie se le ocurre no hablar por celular por la calle o en lugares públicos. Ese miedo, no lo tienen.

Los precios en los supermercados, muy similares a los nuestros, quizás con mas variedad, y con comidas preparadas listas en mas oferta que la que tenemos nosotros. Tartas, pizzas, ensaladas, con presentaciones increibles, tanto en almacenes, supermercados como en aeropuerto, ensaya el hábito de cocinar muy poco y resolver muy rápido el almuerzo o cena.

Los pequeños bares, tienen al final del día, cada uno su grupo de clientes habituales. En donde estábamos hospedados, el Hotel Barajas Plaza, estaba lleno de esos sitios, y en los días que estuvimos, observamos las mismas caras en identicos horarios en cada sitio.

Donde nos alojamos, estabamos a solo 8 minutos en taxi del aeropuerto, y a 15 en subte. Todo a mano, y con un restaurant argentino a dos cuadras. El Torino, donde un menú exquisito solo nos costó 12,30 euros (creppes de jamón y queso, bife de entrecot con papas fritas, vino y budin de pan con dulce de leche).

Sin dudas que para el viajero de paso o de corta estancia, el Hotel Barajas Plaza tiene todo lo que se precisa. Tuvieron la deferencia de recibir compras por internet hechas por mi en Zagreb y hasta luego de mi partida y ya en Argentina, ocuparse de un envío demorado por Amazon.es (no lo recomiendo al portal en lo mas mínimo) gestionando la recepción para luego entregar a amigos míos en Madrid. Una atención para recomendar.

Luego de mi estada con mi amiga Viviana, le toco el turno a mi otro amigo, el Dr. Marcelo Scortechini (medico cirujano), junto a Maru (Psicóloga) su esposa y Bruno, su hijo. Todos ellos, excelentes anfitriones también que se trasladaron a Madrid para agasajarme tras 32 años de distancia en nuestras vidas con una adolescencia en común.

Me mostraron cualidades de la ciudad, detalles, secretos, una buena sintonía de como se vive y todo lo que encierra España a un inmigrante y con todo lo que ese país les brindo y pudieron progresar.

Un estancia madrileña que me debía, que disfruté, experimenté, y supe comparar como estilo de vida con el nuestro, y con mucho que aprender en una Europa pujante, que no se detiene, y que mucho me enseñó.

Tras irme del Barajas Plaza, lugar al que volvería sin dudar en alguna oportunidad que vuelva por estos lados, Barajas me esperaba para el viaje de regreso a Argentina, con mucho mas que regalos y recuerdos en mis bolsos.

 

Una experiencia válida que abre la cabeza de cualquiera, y con habitos que dificilmente uno pueda aplicar en nuestra sociedad.

Al llegar a Ezeiza y de paso para arribar a Santa Fe, en tan solo cuatro horas, ya acumulaba cuatro problemas en mi país, como para acostumbrarme rapidamente al trajín habitual de nuestra sociedad.

Valijas demoradas en arribo, una de ellas violentadas, un transfer a Aeroparque demorado y el vuelo consiguiente perdido. Un trámite incómodo y tedioso para conseguir el vuelo siguiente y la espera de cuatro horas obligada tratando de que la aerolínea asuma su responsabilidad en la perdida del vuelo programado. En fin, BIENVENIDO A LA ARGENTINA.

Otro desafío a futuro espera en mi horizonte, ignoro para que evento, fecha y destino. Y de este que soñaba y cumplí, aprenderé y mucho para poder disfrutarlo tanto o mas para acumular mas vivencias, que seguro, compartiré con ustedes.

De todos modos, todo valio la pena para traer una Copa Davis que siempre era distante e inalcansable.

Algo que ya, dejó de ser .-

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