El efecto Mundial tapa todo, o casi todo. Y durante Brasil 2014, se esta jugando Wimbledon, en una edición con flaca presencia de argentinos. Y dentro de esa recortada "legión", hay uno, el correntino Leo Mayer, que en silencio se metio en la segunda semana para sorpresa de muchos, y hasta de él inclusive.
Tras derrotar en gran nivel sobre el césped del All England al ruso Andrey Kuznetsov por 6-4, 7-6 (1) y 6-3, Mayer contó: "No lo esperaba, y menos ahora, que no vine entrenado. No entrené ni en Argentina, fue una sorpresa".
Mayer aprovechó sus momentos durante las dos horas y dos minutos de acción. Jugó un buen partido y con una interesante diferencia de tiros ganadores (34) sobre errores no forzados (20), pero la clave pasó por los puntos de quiebre. El argentino salvó los nueve que tuvo en contra, mientras que capitalizó dos de los tres que contó a favor. Ahí estuvo el claro contraste del encuentro.
En loque va del torneo, el servicio de Leo viene haciendo diferencia en su juego. Ante Seppi metió 22 aces en su debut, frente a Bagdhatis sumo 18 mas y ante Kuznetsov si bien fue menor la cantidad (8), ganó un alto porcetaje con su servicio.
Tal fue la sorpresa de Leo, que tenía reserva este domingo para viajar a Alemania, a seguir con su calendario. Pero su inesperada presencia en octavos, hizo que tuviera que suspender ese viaje y extender su estadía en Londres.
Si bien por su tipo de juego se le dan bien los partidos en canchas rápidas, los mejores resultados de Mayer en torneos de Grand Slam los había conseguido en Roland Garros, sobre polvo de ladrillo, donde alcanzó la tercera ronda en cuatro de sus últimas cinco participaciones.
De todas formas, Mayer explicó por qué no es el pasto su superficie preferida. "Si un día juegas mal en cancha rápida, te cagan a palos", fue elocuente.
Además, con este triunfo quedará cerca del N°50 del mundo, que significará su mejor posición en el ranking. Ahora espera por Grigor Dimitrov (11°), que venció en cinco sets a Alexandr Dolgopolov (21°).
Mayer es el séptimo argentino en alcanzar los octavos de final en Wimbledon en la era de los Abiertos. Desde 2005, sólo Juan Martín Del Potro había llegado tan lejos en Londres.